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¡No Tomen Prisioneros!
¡Bueno! Los hombres de Bagdad, de Irak entero, les deben una buena imagen al mundo
después de haber incurrido en actos de extrema cobardía militar. Primero, en la Guerra del
Golfo era común y sorprendente ver la forma como los soldados iraquíes tiraban sus
modernas armas soviéticas, se hincaban ante los Aliados, juntaban las manos en señal de
súplica y se dejaban llevar mansamente al cautiverio. Segundo, el abandono de la ciudad de
Mosul de cientos de militares iraquíes ante la llegada de un reducido número de criminales
del Estado Islámico (EI), ha sido otro de los actos cobardes de estos individuos que no han
tenido los suficientes "cojones” para defender a su patria ni los valores espirituales de su
presente y su pasado. A raíz de esa cobardía última, quedaron, nada menos, en manos de los
yihadistas, vehículos blindados, misiles tierra-tierra, fusilería automática y una enorme y
variada cantidad de armas que los estadounidenses habían entregado al gobierno de Bagdad
para que se defendiera en el futuro de sus enemigos. Es decir, Mosul era el arsenal del
ejército iraquí donde estaba el grosor del potencial bélico del gobierno. Con esos pertrechos
de guerra, el Estado Islámico se hizo prácticamente invencible, se armó hasta "los
dientes”…
Hoy, los mismos iraquíes que han huido una y otra vez, están demostrando estar
hechos de "otra materia” y se han lanzado a la ciudad de Tikrit con verdadero arrojo y
valor. Parece que les hubiesen inyectado "una droga” extraña, pero son otros soldados,
muy diferentes a lo que les hemos visto en el pasado reciente. También hemos observado
gran cantidad de pequeños buses atestados de gentes, carros particulares corrientes,
motocicletas y hasta personas a pie, todos iraquíes, gentes del pueblo comunes y corrientes,
que se han dirigido a las afueras de Tikrit, porque quieren despedazar con sus propias
manos a los asesinos del EI.
Ahora son estos criminales los que salen de entre las ruinas de la bombardeada
ciudad, con las manos en alto, rendidos cobardemente después de que cortaran cabezas,
quemaran a personas vivas y despeñaran desde altos edificios a homosexuales. Esa es la
verdad de los yihadistas del Estado Islámico, una cantidad de cobardes que ante la primera
refriega de un ejército formal, caen como lo que realmente son: cucarachas que balbucean
palabras ridículas dirigidas a Aláh una vez que han matado a alguien indefenso.
Pero lo cierto es que los soldados iraquíes, con el apoyo de los civiles valientes que
se les unen en grandes grupos y de las milicias chiítas, están acabando con el ISIS que sólo
atina a dejar en las azoteas a francotiradores que caen con una facilidad pasmosa ante el
avance de las tropas libertadoras; también dejan el suelo sembrado de minas antipersonales
y lanzan a los famosos suicidas en autos, una característica muy común en estos
enloquecidos y enfermos tipos del Estado Islámico.
Cuando redacto este artículo, los cables noticiosos indican que más del 70 por
ciento de Tikrit está en manos del ejército iraquí. Una noticia que nos invita a brindar con el
mejor champagne que encontremos. Luego, según los planes de Bagdad, una vez que haya
caído Tikrit, el objetivo será Mosul, el arsenal de Irak, según hemos explicado
anteriormente.