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El gobierno de El Cairo ha solicitado a la ONU que legalice su entrada en la guerra
para eso precisamente… para que tengan legitimidad sus ataques. Más abajo, al sur, en la
frontera y territorio de Nigeria, el grupo terrorista islámico Boko Haram, ha jurado
fidelidad al califa al Bagdadi y sostiene batallas sangrientas contra las fuerzas conjuntas de
Nigeria, Chad y Mali, que se han apuntado importantes victorias.
En los últimos días –regresando a la Península Arábiga-, la Liga Arabe que engloba
a las principales naciones del Golfo Pérsico, decidió unirse para acabar contra los
insurgentes chiítas, apoyados por Irán, y que quieren apoderarse del Estado más pobre de la
región, cual es Yemen, cuyo presidente fue depuesto por estos alzados en armas. Irán, cuya
posición, según hemos visto, frente al Estado Islámico, es la misma de la Liga Árabe; es
decir, combatirlos hasta acabarlos, se enfrenta paradójicamente en territorio yemení contra
los árabes del Golfo Pérsico. El gobierno de Teherán ha advertido a la Liga Árabe que es
muy peligrosa la intervención militar de ellos en Yemén, contra los chiíes Huthi. De tal
manera, lo que observamos en el Oriente Próximo es un rompecabezas bélico, cuyas piezas
están diseminadas y combatiendo multilateralmente unas contra otras.
Mientras tanto, los terroristas de al-Qaeda han aminorado sus acciones,
ensombrecidos un poco por la actividad del Estado Islámico, con el que rompió al no estar
de acuerdo con las decapitaciones y quema de personas vivas. No obstante, los seguidores
de Osama bin-Laden acabaron con gran parte del personal de la revista francesa Charlie
Hebdo, en el corazón de París, por su línea blasfema contra el poeta Mahoma. La presencia
de al Qaeda en Yemen, es más que notoria, dominando amplias zonas de ese país.
¿Y qué sucede con Israel? ¿Por qué se mantiene alejado de la guerra? Los judíos
hacen escaramuzas contra el brazo armado de Hezbolá en el Líbano principalmente; pero
no se mete de lleno en el conflicto contra el Estado Islámico y es muy seguro que no lo
hace porque está siguiendo directrices de Washington, pues una intervención israelí podría
desunir a las naciones árabes que luchan contra el Estado Islámico, precisamente por las
diferencias que estos países musulmanes tienen con Tel Aviv. Sin embargo, en el caso de
que los yihadistas llegasen a las alturas del Golán, los judíos actuarían con su ejército en
defensa propia y a no dudar, la calidad y capacidad de las fuerzas de Israel acabarían con
relativa facilidad con los grupos terroristas del EI. Los judíos están “curtidos” en el
dominio de las dunas del desierto y en las guerras contra el terrorismo del Oriente Próximo.
En otras palabras, una intervención israelita en el conflicto contra el Estado Islámico, sería
una carta segura de triunfo, como todos sabemos. Pero, por lo pronto, el gobierno de Tel
Aviv sigue las recomendaciones de la Casa Blanca de mantenerse al margen de la guerra
antiyihadista.
Finalmente, las facciones armadas de Hezbolá también combaten al EI de manera
cruenta y decidida, en tierras sirias.
Debemos recordar que el Estado Islámico es una fuerza paramilitar y terrorista
conformada por sunitas, de igual modo son los árabes sauditas y los Emiratos. Con la gran
diferencia de que el EI es un grupo asesino que comete sus crímenes en nombre del Profeta
Mahoma y de Aláh. El pueblo de Irán es chiíta en su mayoría y los chiítas en Irak están
demostrando verdadero arrojo de valentía contra el Estado Islámico y han sido
determinantes en la toma de Tikrit junto a las tropas del gobierno de Bagdad.