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Echando marcha atrás, llegamos a la conclusión de que, si el ex novio hubiera sido
hombre… pero hombre de verdad, no hubiese tomado la cobarde decisión de humillarla
como lo hizo. No supo ser hombre, simplemente porque, en verdad, no tenía ni la mínima
noción de lo que es ser un hombre. Una lección que nos recuerda que el pudor debe
prevalecer siempre antes de sufrir nefastas consecuencias.
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La Muerte de un Ángel
SAN JUAN DE TIBÁS, Costa Rica- Los ángeles son seres de luz, andróginos, entidades
espirituales que caminan entre nosotros, según reza la angeología. Pues ella era un ángel.
Bella, carismática, con luz propia, con ese fulgor que te dice que estás frente a una persona
diferente a las demás; “de buena cuna” (su padre, un hombre de negocios acaudalado); era
joven (apenas con 40 años), una madre devota y amada por sus hijas y por todos quienes le
rodeaban. Su nombre… Deborah Formal Fernández, costarricense, modelo, empresaria y
fugazmente política.
Regresaba al lado de su madre aparentemente de un culto cristiano; el chofer de la
familia manejaba el auto lujoso color negro; y, al pasar por un puente, ordenó al conductor
que se detuviera, se desprendió de su cinturón de seguridad y la hermosa mujer se acercó al
borde con una rapidez de centella y se lanzó al vacío donde la abrazó el río al caer entre las
piedras y el agua. “La muerte de una joven, y bella además, es un naufragio (…)”, de
acuerdo al proverbio popular. La noticia ha corrido como la pólvora y ha causado
estupefacción y revuelo en la sociedad de Costa Rica y no es para menos, Debbie Formal
era admirada y muy querida.
Y es que el suicidio ha sido la opción de muchos a lo largo de la historia en
múltiples pueblos y culturas; pero en las épocas actuales y ligeramente retrospectivas,
obedece a un desfase en la anotomía del cerebro que causa las depresiones y por lo tanto, es
incontrolable. Sustancias que faltan, células fuera de su ubicación normal y un “grito”
desesperado, inaudible, que pide ayuda y que solo podrá alcanzarla mediante tratamiento
médico y fármacos que compensen lo que anda mal en la cabeza y personalidad general. Y
Debbie Formal venía de depresión en depresión, según relató su hermano Donald, al
presentarse en el lugar de la tragedia. Repito… el país entero está conmocionado.
No han faltado las voces siempre críticas, ácidas y malsanas, que la juzgan de
“cobarde”, “chica millonaria a quien los millones de dólares no le llevaron felicidad” y un
largo etcétera de pensamientos gritados al viento que han caído sobre esta tragedia
semejante a latigazos en la espalda de la bella suicida. Pero lo que no saben es que la
depresión es la sinrazón del suicidio y dicho estado psíquico no se puede dominar de parte
de quien la sufre. Es cuando debe entrar en juego un facultativo médico en su auxilio. Y es
que no hay nada más fácil que el juicio a priori, destruir por destruir, aunque ya en el
ambiente todo sea destrucción per se. Deborah Formal fue figura política en las elecciones
tras anteriores por la presidencia de la República; su carisma fue lo primero que arrebató a
quienes la conocimos por la televisión, periódicos o en persona.