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Pero eso requiere mucho autocontrol que al final, cuando todo se haya calmado, les
dará réditos extraordinarios que les harán sentirse agradecidos con ellos mismos.
La realidad actual alrededor del planeta señala que 1 de cada 3 mujeres ha
experimentado la violencia física o sexual por parte de su pareja y un 7 por ciento ha
sufrido un asalto sexual cuando transitaba por las calles, de parte de un desconocido. Estas
estadísticas fueron investigadas previamente y publicadas en forma de serie por la
revista The Lancet. El documento se intitula "Prevención de la violencia contra las mujeres
y las niñas. ¿Qué dice la evidencia?” El análisis estuvo coordinado también por
especialistas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y por el Instituto Mundial de
Mujeres de la Universidad George Washington. El estudio hizo hincapié también en los
diversos programas en todo el mundo, encaminados a reducir y eliminar la violencia de
género, evaluando, de paso, la eficacia de los mismos.
El exhaustivo trabajo llegó a la conclusión de que las medidas actuales
implementadas por diversos gobiernos, son insuficientes y abogan por la prevención que se
puede lograr acabando con la desigualdad existente entre hombre y mujer y poner en
funcionamiento todo un programa de educación que frene del todo estas espeluznantes
situaciones. Aboga por supuesto porque las prácticas ancestrales de varios pueblos
africanos e islámicos, de mutilar los genitales de las niñas a temprana edad, terminen
también por completo. En todo el orbe entre 10 y 100 millones de niñas están en riesgo de
sufrir esas acciones contra su integridad física y moral. Otro aspecto se fundamenta en los
matrimonios de jovencitas que aún no llegan a los 19 años, quienes son forzadas a casarse
en contra de su voluntad. Según notamos, la violencia de género, o, para ser exactos, la
violencia contra las mujeres no solamente se basa en la agresión de su esposo o compañero,
sino también en las tradiciones que se han llevado a cabo a lo largo de décadas enteras
especialmente en tribus y países con atraso cultural muy marcado.
"No hay una varita mágica para eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas;
pero la evidencia nos dice que es posible un cambio en las actitudes y comportamientos y
se puede lograr en menos de una generación (…). (Hay) que involucrar a las mujeres, niñas,
hombres y niños de todas las edades y de diversos orígenes.” Cita uno de los artículos en
serie, escrito para la revista mencionada por Diana J. Arango, entre otros co-autores.
Y es que la violencia en todas sus manifestaciones en el seno de la familia, tiende a
desmoralizar a quienes la fomentan, ejecutan y sufren; y en los hijos causan severos
traumas que los llevarán todas sus vidas, con patrones que se repetirán de una generación a
otra. "La violencia repercute sobre la salud física y mental de mujeres y niñas; aunque
reconocemos que muchos países han hecho progresos sustanciales y pedimos a los
gobiernos que comprometan recursos financieros suficientes para garantizar que sus
compromisos verbales se traduzcan en un cambio real.” Dicen los mismos artículos de
prensa en uno de sus párrafos. Agregan que la violencia de género solamente es vista como
un problema social y penal; pero, en verdad, es de salud pública en el que los sistemas
médicos tienen un papel crucial tanto en el tratamiento de las consecuencias de los actos
violentos como en su prevención. "La identificación temprana de las mujeres y niñas
víctimas de la violencia y una respuesta solidaria y eficaz, puede mejorar la vida y el
bienestar de las mujeres y les ayudará a acceder a los servicios vitales. Los proveedores de
salud pueden enviar un mensaje de gran alcance de que la violencia no es sólo un problema
social, sino una práctica peligrosa, insalubre y nociva.