Luego de pasar un buen rato ¡ pup! ¡ pup! ¡ pup! Se escuchó un
fuerte ruido y fue el perro y el gato que cayeron, la patineta se
daño y María Paula se puso triste porque había invertido mucho
tiempo en ella. Sus adorables mascoticas se sintieron muy mal al
ver la tristeza de su dueña, entonces decidieron recoger todos
los pedazos de la patineta y tratarla de armar, buscaron los
planos con los que la hicieron, duraron toda la noche
armándola hasta quela terminaron y le hicieron unos ajustes,
cuando se levanto María Paula dio un gran grito de asombro al
ver su preciada patineta armada y funcionando y mejor de lo
que ella la había hecho, Abrazo y beso a sus amiguitos el perrote
y el gatito y les agradeció por armarla, ellos le pidieron perdón
por haberla tomado sin pedir permiso.