De esta manera, el crecimiento, la optimización de los recursos y
cohesión social dependen, en buena medida, del correcto funcionamiento
del mercado de trabajo.
El salario es el precio del factor trabajo. Cuantos más bajos sean los
salarios reales más trabajo demandarán las empresas. Cuanto más
elevados sean los sueldos, más gente querrá trabajar.
La demanda de empleo está directamente vinculada a la actividad
económica, de modo que sólo un crecimiento sostenido de la renta puede
garantizar el crecimiento del empleo en cantidad suficiente para
absorber la población dispuesta a trabajar. En otras palabras, la
demanda de trabajo es derivada de la demanda de bienes y servicios,
porque cuando una empresa vende quiere producir más, para ello querrá
contratar trabajadores. Por tanto, si no hay producción no habrá más
trabajadores que puedan ofertar su empleo.
El desempleo es un desequilibrio económico originado por la diferencia
entre la cantidad de trabajo ofrecida y la cantidad de trabajo
demandada, en las condiciones y niveles de salarios existentes en un
momento dado en el mercado de trabajo. En sentido estricto, por
desempleo se entiende el conjunto de personas en edad activa que,
estando dispuestos a trabajar, no tienen empleo.