MI VIDA TERRA
MI VIDA TERRA
El staff de Terra Peninsular en el Festival de las Aves
2016 en San Quintín. Foto: Antonieta Valenzuela.
Jorge Andrade y Paulina Llano.
Foto: Antonieta Valenzuela.
Paseo en bote durante la celebración de 15
aniversario de Terra Peninsular en
San Quintín.
Mi paso por
Terra Peninsular
Por Paulina Llano
C
ualquiera podría pensar que
una asociación civil de con-
servación ambiental como Terra
Peninsular es dirigida exclusiva-
mente por científicos. Sin embar-
go, la realidad es muy diferente:
una asociación civil, sea cual sea su
ámbito, prospera gracias a la multi-
disciplinariedad y Terra Peninsular
no es la excepción.
Nuestro staff, aparte de contar
con excelentes científicos que sien-
tan la base técnica de nuestras
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acciones de conservación, está for-
mado por un equipo diverso que in-
cluye administradores, contadores,
diseñadores y hasta traductores
como yo. Todos y cada uno de no-
sotros cumplimos un papel funda-
mental en el trabajo en equipo que
llevamos a cabo día con día.
Antes de comenzar mis estudios de
Traducción, cursé un tiempo la ca-
rrera de Ciencias Ambientales. Sin
saberlo en ese entonces, esa época
de mi vida sería la que me guiaría
hacia donde estoy ahora. Desde
aquel momento, cultivé un interés
por el cuidado del planeta y me pro-
metí a mí misma que, a pesar de no
tener el título de ambientóloga, haría
todo lo posible para que mis acciones
fueran lo más ambientalmente respon-
sables posibles.
Ya siendo licenciada en Traducción
fue que me topé con la oportunidad
laboral en Terra Peninsular como
Asistente de Atención a Fundacio-
nes. Este puesto me ha permitido
no sólo combinar mi pasión por los
idiomas y el medio ambiente, sino
cumplir esa promesa a una escala
mayor de lo que nunca imaginé, pues
las acciones de la organización pue-
den tener un impacto hasta de nivel
continental.
Lamentablemente, mi tiempo en
Terra se acerca a su fin, pero puedo
decir que me voy con un acervo de
conocimientos que se quedarán con-
migo por mucho tiempo. Y no sólo
hablo del conocimiento técnico que
adquirí sobre conservación, aves y
ecosistemas bajacalifornianos, por
ejemplo, sino de aprendizajes que me
dejaron mis compañeros de trabajo.
Ahora más que nunca estoy conven-
cida de que sin importar la edad, se
pueden lograr cosas extraordinarias;
que es posible, y sumamente grati-
ficante, trabajar en un ambiente de
completa aceptación sin importar
origen, preferencias, gustos o géne-
ro; que si se tiene pasión por lo que
se hace, todo obstáculo se puede su-
perar por más imposible que parez-
ca; y, por supuesto, que para pasar
un buen rato sólo se necesita de bue-
na compañía y quizá un rico pastel o
una buena cerveza.
No me queda más que agradecer a
todos los que formaron parte de mi
camino en la organización. Y aun-
que mi paso por Terra Peninsular
haya sido más corto de lo que me
hubiera gustado, su huella quedará
por siempre en mí. Porque una vez
Terra, siempre Terra.
Paulina Llano en el Festival de las Aves 2016 en San Quintín.
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