Ver crecer a
Terra Peninsular
Por: Alan Harper / Presidente del Consejo Directivo
H
ace algunos días, el staff me pidió que escribiera algunas reflexiones sobre el próximo
aniversario de Terra. Puedo decir con facilidad que, además de mi familia, ser testigo
del proceso de madurez de Terra ha sido una de las
cosas más gratificantes de mi vida.
Terra comenzó como un sueño hace casi veinte
años, durante un movimiento en el que se establecieron organizaciones dedicadas a la conservación de
espacios naturales en Latinoamérica. En aquellos días,
la idea de adaptar distintos esfuerzos de conservación
y de establecer prioridades estaba en la mente de todos los interesados. Organizaciones como The Nature
Conservancy, The Lincoln Institute y Pronatura, A.C.
fueron líderes del movimiento.
La primera batalla de conservación por San Quintín
comenzó en 1999. El antiguo dueño de Punta Mazo,
junto con un grupo internacional de “inversionistas”
propusieron la construcción de un mega desarrollo de
15 000 casas. Por supuesto que este ambicioso proyecto destruiría el prístino sistema de dunas y envenenaría las exitosas granjas ostrícolas de la bahía. Fue entonces cuando se hizo evidente la necesidad de una
nueva organización local.
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ABRIL 2016
Mientras formulábamos nuestra respuesta a la construcción de este desarrollo, (el cual por cierto fue rechazado
por el gobierno federal), conocí a conservacionistas, en su
mayoría mexicanos, que compartían las mismas ideas que
yo, y juntos nos dimos cuenta de que teníamos un sueño
en común. A finales del año 2000 comenzamos un proceso de planeación estratégica que resultó en la fundación
de Terra Peninsular el 20 de abril de 2001, poco antes del
Día de la Tierra.