Mayo 2020 Berberana Mayo 2020 274 | Page 21

PE RTSON A LA mayo de 2020 | berberana | 17 “De niña me gustaba mucho jugar en el río, que entonces pasaba por medio del pueblo” Basi Maestre Ancín, una barriobusteña de 104 años Juantxu Martínez Cúal fue mi sorpresa que escuchan- do Radio Vitoria me enteré de que una señora que vivía en la zona de Santa Lucía cumplia 104 años y que era de Barriobusto. Me puse en contacto con su hija Blanca y ella me pasó al teléfono a Basi Maestre Ancín, con la que pudimos realizar una divertida entrevista en Radio Rioja Alavesa. El confinamiento le obligó a pa- sar el día de su cumpleaños con la sola compañía de su hija, pero las nuevas tecnologías le acercaron al resto de la familia, incluido el últi- mo biznieto de dos años. Basi tuvo tres hijos, de allí salieron ocho nie- tos y cinco biznietos. Algunos te- mas nos dejó claros desde el primer momento, su misa diaria, inclu- so en el confinamiento, su pasión por la lectura y que la clave de su fortaleza está “en haber trabajado mucho con las patatas en Villafría”. Nos aclaró que su madre era de Barriobusto y allí vivía cuando ella nació, “por casualidad no nací en Barriobusto. Mi madre fue a Cabre- do a cuidar a mi abuelo, que estaba enfermo. Cuando llegó la hora de mi nacimiento se desplazó hasta Mara- ñón a casa de unos parientes y allí nací”. Vivió en Barriobusto hasta los siete años, “entonces falleció mi pa- dre y me trasladé con una tía a Ca- bredo. Después mi madre se volvió a casar en San Román y allí fuimos”. De sus años de infancia en Ba- rriobusto se acuerda de “cómo ju- gabámos en el río, que por enton- ces pasaba por mitad del pueblo. La corriente me llevó más de un par de zapatillas”, nos decía. Vivían en la zona enfrente de la iglesia, “al otro lado del río, allí en esa calle que sube hacia las eras”. Se acuerda de Santa Bárbara, “cuando llegaba la fiesta nos vestían elegantes para ir a misa”. De moza fue a trabajar a San Se- bastián, allí le tocó vivir la guerra. Trabajó de costurera, “hice grandes amigas”. Llegó un momento en que se cansó de “señoras” y se volvió a San Román. Entonces una amiga de su madre cayó enferma en Villafría y allí se fue para ayudar. La vida quiso que terminara casándose con el hijo de la amiga de su madre. Con el casamiento pasó a ser la- bradora, “no tenía ni idea. Alguna vecina pensaba que iba a dar mal resultado, pero en compañía de mi marido trabajamos mucho con las patatas. Yo llegué hasta guadañar”, nos decía riéndose. Algo que nos llamó la atención es su gran pasión por la lectura, “y eso que con diez años todavía no sabía leer. De niña estuve traba- jando mucho de niñera cuidando pequeños”. En el momento de este encuentro estaba terminando de leer Cien años de soledad de Gabriel García Márquez. Le preguntamos Basi nos aclaró que su madre era de Barriobusto y allí vivía cuando ella nació, “por casualidad no nací en Barriobusto. Mi madre fue a Cabredo a cuidar a mi abuelo, que estaba enfermo. Cuando llegó la hora de mi nacimiento se desplazó hasta Marañón a casa de unos parientes y allí nací”. Vivió en Barriobusto hasta los siete años. por Macondo el pueblo de la novela, “no se parece en nada a Barriobus- to”, dijo en medio de una carcajada. El pasado verano estuvo de visi- ta en Barriobusto, “tienen la iglesia muy arreglada”, señaló. Y con esas quedamos para vernos este verano en su pueblo, en el que la casua- lidad quiso que, curiosamente, no naciera.