Matemática divertida y curiosa
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Malba Tahan
Hecho esto, pida a una persona que piense un número cualquiera y cuente, a partir
de A, tantas cartas como unidades tiene ese número; y que a partir de la última
carta obtenida, retroceda por el camino indicado por la flecha 2, tantas cartas como
fueran las unidades del número pensado.
Podemos "adivinar" inmediatamente la carta a que la persona llegó, sin conocer el
número pensado y sin ver, mucho menos, realizar las operaciones que acabamos de
indicar.
Vamos a suponer que la persona había pensado, por ejemplo, el número 8.
Contamos 8 a partir de A (flecha 1), ella irá a parar a la carta C (siguiendo la flecha
2), ella irá a parar fatalmente a la carta indicada con una cruz.
Para saber la carta final se debe contar de B (flecha 2) tantas cartas cuantas fueren
aquellas que estuviesen en línea recta fuera de la curva.
Conviene alterar siempre, después de cada adivinación hecha, no sólo el número de
cartas dispuestas en línea recta como también el número de cartas que forman la
curva.
4. Origen del signo de multiplicación (x)
El signo de multiplicar (x) es relativamente moderno. El matemático inglés William
Oughtred, lo empleó por primera vez en el libro Clavis Matematicae, publicado en
1631. Además, en ese mismo año, Harriot, también para indicar el producto a
efectuar, colocaba un punto entre los factores.
En 1637, Descartes ya se limitaba a escribir los factores acercados y de ese modo
abreviado indicaba un producto cualquiera. En la obra de Leibniz se encuentra el
signo ^ para indicar la multiplicación; este mismo signo, puesto de modo inverso,
indicaba la división.
5. La plaza cuadrangular
Un propietario tenía un terreno exactamente cuadrado, ABCD, vendió una cuarta
parte a la prefectura, y esa cuarta parte, AGFE también tenía forma de cuadrado.
La parte restante debía ser repartida en cuatro partes que fuesen iguales en forma
y tamaño.
¿Cómo resolver el problema?
Traducción de Patricio Barros
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Preparado por Patricio Barros