Juncos de la ribera, desplumados
al viento del fi nal de agosto. Char-
cos lunares mientras pones la
mesa con todos los detalles pa-
ra no desfallecer de ausencia, pla-
tos de diversos colores y formas,
tenedores procelosos, cristale-
ría inundada de líquidos de colo-
res infi nitos. Manteles bordados a
mano, a manos, tus manos.
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