Marzo 2014 1 | Page 3

Go2México

Editorial

Hace ya casi 12 años que la vida me sacó de la Cd. De México para venir a vivir al Paraíso, Cancún en el estado de Quintana Roo, el cual se encuentra al sureste del país en la Península de Yucatán.

A pesar de que me dolió dejar la Cd. de México, ya que siempre fui flor de asfalto, como la mayoría de la gente que nace y crece en las grandes ciudades, yo pensaba que no podría acostumbrarme a la vida de provincia y sin embargo cambié las prisas y el tráfico por una vida en calma, la contaminación por un cielo azul y aire fresco, el periférico por la selva, la vista de enormes edificios por el azul turquesa del mar Caribe… en realidad salí ganando por mucho.

Pero hoy quiero enfocarme en uno de los cambios más importantes, cambié las memelas y huaraches por los panuchos y salbutes, los tacos al pastor por los de cochinita y lechón al horno, o la sopa de hongos por la sopa de Lima, todos estos platillos forman parte de la comida Yucateca.

Yucatán, somos vecinos de este estado de la República en el que la gente es cálida, amable y sobre todo la gran mayoría de sus habitantes son herederos y descendientes de una de las culturas más importantes, así en riqueza intelectual, cultural y tradiciones.

Pero ¿en realidad sabemos cuáles son los ingredientes esenciales de un pueblo? ¿Tenemos idea cual es el sabor de una ciudad o de un estado?, hoy quiero contarles a que sabe Yucatán, lo he visto, olido y degustado y su sabor es de jitomate, maíz, venado, pavo, achiote, camote, cebolla morada y por supuesto a Chile habanero

Como la gran mayoría de la comida mexicana, la Yucateca es una fusión, sabores mestizos que se encuentran combinados con la milenaria alimentación indígena Maya y la refinada tradición culinaria europea, la cual ya era antigua antes de llegar a nuestras tierras y la cual se encuentra influenciada por los usos y costumbres árabes y orientales.

En sus orígenes encontramos que a pesar de que en su vida cotidiana los mayas resultaban ser modestos y frugales, fueron de los pueblos indígenas que mejor se alimentaban ya que comían vegetales, pescado, aves silvestres, mamíferos, semillas, aprovechaban la miel y sus beneficios, entre ellos el delicioso licor xtabentun y el licor de báalche, que es una bebida sagrada maya de origen antiquísimo y lo usan todavía hoy día nuestros Ah k’iino’ob, sacerdotes del culto solar, en los rituales asociados al campo, para pedir a los Dioses de la agricultura buenas temporadas decosechas.

La influencia europea llega a la península a través de la isla de Cuba después de la conquista, con ésta llega de la mano el mestizaje. A través de los conventos religiosos llegan el pan de trigo, las gallinas, la carne de res y el cerdo, así como las alcaparras, las aceitunas, la pimienta, el vinagre y el arroz.

De esta manera nacen las comidas mestizas, fusión de sabor y saber, diferentes culturas y tradiciones en un solo platillo. Como ejemplo podemos poner el puchero, el brazo de reina, el frijol puerco, y mi favorito, dicho sea de paso, el queso relleno, que combinan ingredientes indígenas con huevos de gallina, carnes, quesos y otros ingredientes todos ellos heredados del viejo continente.

Al día de hoy podemos encontrar en nuestra mesa carne de venado, gran variedad de pescados y pavo, calabaza, pepita, frijol, chaya y por supuesto el delicioso y respetado cacao, todos estos ingredientes que han traspasado el tiempo y las costumbres para despertar nuestros sentidos, la vista, el olfato y el paladar, pero también para fusionarnos con las tradiciones y la historia que llevan en un solo un bocado.

Quisiera invitarlos a venir al sureste, conocer la Ciudad Blanca, en donde existen los famosos botaneros Yucatecos, en donde por cada bebida recibirán una ronda de botanas, las cuales son exquisitas, cada platillo una verdadera artesanía, que mejor forma de conocer una ciudad que por lo que la gente come.