Psicología del desarrollo humano: desde el nacimiento a la vejez
del juego en el desarrollo humano( Garaigordobil, M., 1990; Gallego, J. L., 1998).
Esta actividad se presenta o vive de distintos modos, pues la variedad de juegos es muy elevada: intelectuales, físicos, manipulativos, de representación, etc.
A través del juego sensorial-manipulativo, niños y niñas aprenden las propiedades que caracterizan a los objetos y las leyes que los gobiernan, al tiempo que se estimula su creatividad y se afirma un sentimiento de seguridad, de confianza y de dominio sobre el entorno.
Por otro lado, el juego rudo y desordenado les ayuda a descargar energía, lo que para algunos es una necesidad. Además, a través de esta modalidad lúdica aprenden a controlar sentimientos e impulsos, a diferenciar entre lo real y lo que se aparenta( el juego debe parecer una pelea pero sin ser una pelea) y a consolidar el sentimiento de filiación social y de cooperación.
Por último, a través del juego sociodramático, se proyectan en otras personalidades, otros roles que enriquecen su conocimiento social y les permite actuar y experimentar en el mundo de los adultos.
8.7. La agresividad
La agresividad es parte de la conducta del niño y la niña, por lo que no se puede obviar su existencia. La agresividad accede por la vía de la acción y es particularmente impactante para los menores. Es así porque el movimiento y la acción son preeminentes en un sistema motivacional, todavía primitivo, como el suyo. La manera de resolver un conflicto mediante la acción agresiva y violenta es fácilmente aprehensible por la mente infantil.
Los niños suelen expresar esa agresividad ante tareas, situaciones y personas diferentes, en función también del propósito de la conducta agresiva. Puede que el niño pretenda apropiarse de un objeto, manifestar un sentimiento, mostrar un desacuerdo o revelarse ante la autoridad.
Los adultos( padres y maestros) deben proclamar que los seres humanos tenemos la alternativa de negociar con el diálogo. Por la vía del lenguaje, las personas enfrentadas en un conflicto pueden llegar a acuerdos, a concesiones mutuas y a resolverlo sin agresividad y violencia.
El comportamiento agresivo complica generalmente el desarrollo del niño en tanto rendimiento escolar, relaciones sociales, etc. Dificulta su integración en diferentes ambientes. Esta conducta agresiva, en niños de 2 a 6 años, puede ser tanto intencionada como fortuita, pero preferentemente de manera directa y física, aunque en ocasiones se suceden comportamientos agresivos de orden psicológico( insultos, avergonzamientos, etc.).
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