martin patricio barrios | blanco. Yamal, el fin del mundo blanco. yamal, el fin del mundo (cc license) | Page 142
A mi, la chica de la farmacia me dio un beso. Miré el
cielo bajo, liso, tratando de creer que la Ursa Major es-
taba por ahí. No siendo el tabaco que se quemaba no
se escuchaba ninguna otra cosa. Y me acordé del día
en que la chica de la farmacia me dio un beso, hacía
poco menos de cuarenta años. En poco menos de
cuarenta años, una o dos veces me habría acordado de
eso. Me acuerdo de una vez que estábamos haciendo
un balance de desamores y yo grité mi carta de tri-
unfo: «¡si! ¡si! ¡pero a mi, la chica de la farmacia me dio
un beso!», grité desaforado y me dejé caer en la silla
con aire de victoria, como si todavía estuviera viendo
los ojos de la chica de la farmacia mirándome cuando
llegué a la puerta de la farmacia y me di vuelta para
mirarla y ella todavía me miraba. «De qué te reís», me
dijo Dima, «No, de nada. Dima, frente a las escuelas
debería haber farmacias, ¿no?, eso estaría bien».