Marianela 1500000 | Page 58

-¡Jesús!... -exclamó Sofía, apartando los ojos-. Si es la Nela. Mira cómo se ha puesto los pies. -Ya se ve... Como tuvo que meterse entre las zarzas para coger a tu dichoso Lili. Nela, ven acá. La Nela, cuyo pie derecho estaba ensangrentado, se acercó cojeando. -Dame al pobre Lili -dijo Sofía, tomando el canino de manos de la vagabunda-. No vayas a hacerle daño. ¿Te duele mucho? ¡Pobrecita! Eso no es nada. ¡Oh, cuánta sangre!... No puedo ver eso. Sensible y nerviosa, Sofía se volvió de espaldas, acariciando a Lili. -A ver, a ver qué es eso -dijo Teodoro, tomando a la Nela en sus brazos y sentándola en una piedra de la cerca inmediata. Poniéndose sus lentes, le examinó el pie. -Es poca cosa; dos o tres rasguños... Me parece que tienes una espina dentro... ¿Te duele?... Sí, aquí está la pícara... Aguarda un momento. Sofía, echa a andar, si te molesta ver una operación quirúrgica. Mientras Sofía daba algunos pasos para poner su precioso sistema nervioso a cubierto de toda alteración, Teodoro Golfín sacó su estuche, del estuche unas pinzas, y en un santiamén extrajo la espina. -¡Bien por la mujer valiente! -dijo, observando la serenidad de la Nela-. Ahora vendemos el pie. Con su pañuelo vendó el pie herido. Marianela trató de andar. Carlos le daba la mano. -No, no; ven acá -dijo Teodoro, tomando a Marianela por los brazos. Con rápido movimiento levantola en el aire y la sentó sobre su hombro derecho. -Si no estás segura, agárrate a mis cabellos; son fuertes. Ahora, lleva tú el palo con el sombrero. -¡Qué facha! -exclamó Sofía, muerta de risa al verlos venir-. Teodoro con la Nela al hombro, y luego el palo con el sombrero de Gessler... 58