núm. 59 ·
9
Mi encuentro con Mundo
Jesús Monobe
H
ace ya algunos años, no muchos, como 42 más o menos,
yo era un niño muy caón, tan caón
que me animé a ir solo con el paisano Mundo Balcázar. Le decimos paisano porque él es cachano o sea de
Santa Rosalía, BCS, y mi padre también es de allá. De ahí lo de paisano,
del reconocido dentista por cierto,
muy amigos entre nosotros y su familia. Así que con esas yemas, según
yo fui a su consultorio, que en esos
ayeres estaba en la parte alta del
centro comercial.
Fui a que me sacara o tapara una
muela. Creo que más bien a que me
la tapara, porque me acuerdo de esa
famosa y terrorífica maquinita (taladro). Recuerdo que me anestesió,
pero como es sabido, no siempre
funciona como quisiéramos y en el
momento del famoso y terrorífico
taladrito ése que zumba y retumba
hasta en los genitales, ya cuando estaba duro con mi muela ya casi me
bajaba del asiento, pues yo sentía
que dicha anestesia no servía, porque sentía el dolor a lo caón, y como ya saben, era mal hablado, y él
me tenía con la boca abierta y no
podía hablar, pues le jalaba la bata y
trataba de hacerle saber que ya no
quería que le siguiera. Pero yo pienso que dijo: “Ya te fregaste, Monobito, ya te tengo aquí y ahora te
ching...” y no me dejó que me bajara
del sillón y yo con esa angustia y pavor lo único que se me vino a la
mente era rayársela, pero como me
tenía con la boca abierta y la maquinita sólo le decía por sonidos guturales: “ah…ah…ah…ahhhh” o sea
traducido era chinga tu m...; y yo en-
cabronado, porque estaba risa y risa
y como dice el dicho la “risita es la
que chinga” y yo en las mismas con
el “ahahahahhhh”.
Pues esa es la historia de un chiquillo, según él muy de huevitos y yo
creo que fui el único niño en su vida
de dentista que fui solo a un trabajo
dental y de esa edad. Dolorosamente fue prueba superada y recordada
por ambos lados y sigue en nuestros
recuerdos como aquel niño se la
rayó; ¡jejeje! y yo tanto que quise a
Doña Leonor (qepd), por cierto
muy amiga de la familia y que cuando hice contacto con la hija de
Mundo, ese día era el cumple de su
abuelita Leonor, ¡Qué coincidencias
de la vida!
Bueno, espero que les agrade esta
anécdota de mi infancia.
Reflexiones
E
Esther Guzmán Vargas
l amor no duele, duele el rechazo, la mentira, la de- hecho, la manera más fácil de obtener lo que quieres es
cepción. Duele saber que lo que pensábamos que ayudando a otros a obtener lo que quieren.”
era nuestro, nunca lo fue.
La vida solo son momentos algunos buenos otros no
Duele saber que lo que creíamos la mejor realidad sólo tanto, lo importante es saber vivir esos momentos y
darles nuestra mejor cara, hay que aprender de cada
era una fantasía.
perdida, de cada triunfo pero sobre todo hay que saber
Duele saber que ya no significas nada ni eres importante
levantarnos y acompañar esa experiencia de reflexiones
en la vida de alguien a la que quieres mucho.
cortas que serán el recuerdo de aquel momento.
Duele saber que una persona a la que amas te engaña y
El dinero puede comprar una casa pero no un hogar,
con una felicidad cruel y deshonesta, no le importa haEl dinero puede comprar un reloj pero no el tiempo.
certe daño.
Duele saber que esa persona que creíamos fiel y sincera, El dinero puede comprar una cama pero no el sueño.
nunca lo fue.
El dinero puede comprar un libro, pero no el conociDuele saber que engañaste a tu propio corazón al men- miento.
tirle y decirle que a quien amabas era correspondido
El dinero puede pagar un médico, pero no la salud.
Practicar la Ley del Dar es muy simple: Si quieres felicidad, dale felicidad a otros; si quieres amor, aprende a
amar a los demás; si quieres atención y apreciación,
aprende a dar atención y apreciación; si quieres abundancia material, ayuda a otros a tener abundancia. De
El dinero puede comprar una posición, pero no el respeto.
El dinero puede comprar la sangre, pero no la vida.
El dinero puede comprar sexo, pero no el amor.