núm. 65 ·
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la semana desde Guaymas, Sonora.
Ya regresando a la Pedregosa, por
muchos años las cantinas y cabarets adquirieron fama regional y
nacional como: El Cairo, El Oasis,
María Bonita, La Quinta de las Rosas, El Atracadero, entre otros.
También famosas algunas Doñas
que a pesar de haber administrado
los negocios, fueron personajes
con calidad humana, benefactoras
de los que menos tenían, como:
Esperanza Chacón, María Camarena, Vicenta Madero, Julia Ortega,
Clementina Vergara, Florentina
Mendoza, entre otras.
teja y se respiraba un ambiente
agradable, la habitación de ella estaba en planta baja y daba hacia la
calle Hidalgo (es la segunda puerta
de la esquina de Zaragoza) el
portón fue el acceso a la gran finca
y todo lo que se ve de barda fue la
administración y sanitarios.
Pero como en todos lados se corren “leyendas, verdades y fantasía”, las empleadas de servicio
comentaban que había una habitación a la que nadie podía entrar y
siempre se mantenía cerrada, la
única llave la tenia ella, Porque allí
tenía Doña Esperanza a los restos
de su marido aquel hombre que
luchó en la Revolución pero de
tanto y tanto que platicaban se
ponía la piel de gallina y hasta escalofríos, como si algo maligno pasaba en esa Casa. Un día una
Señora que venía llegando del DF a
vivir a Manzanillo, no se quedó con
la duda y comenzó a meter aguja
para sacar hebra y le dice: -“Doña
Esperanza rénteme esta habitación
que tiene junto a la de usted ya
tengo toda la semana y no veo que
nadie lo ocupe o guarda algo allí”;
la voltea a ver fijamente a la cara y
contesta -mire Güerita nomas porque me cae bien le voy a enseñar
la habitación pero lo que vea allí
no lo va a contar a nadie, me lo
promete-, y rápidamente dijo, -si
claro, prometido. Doña Esperanza
saca un listón que traía dentro de
su pecho y allí colgando estaba la
llave, esas de la época, grande, de
fierro, pesada; abre la puerta de
Madera y la deja pasar, al voltear la
vista al fondo de la habitación vio
algo que en su vida se lo había
imaginado, se le salieron unas lagrimas y sin decir ni una palabra salieron, doña Esperanza echo el
cerrojo se fueron
a sentar al restaurante comieron y nunca
comentaron nada
de la habitación.
A las semanas la
Güerita
renta
una casita en el
sector 1 y se va a
vivir con su marido que había
llegado en el buque "California"
navegando toda
La fama que logro el hijo de Esperanza, Juan Dupont Chacón, que
por mucho tiempo regenteó La
Quinta de las Rosas, fue por la calidad de “Damas” que importaba
de Centro y Sudamérica. A Juan
Dupont se le recuerda por innumerables remembranzas que encierran ocurrencias y sucesos. Su
“burdel” fue el más elegante de
Manzanillo y llegó a tener hasta un
zoológico privado.
La Zona de Tolerancia
Famosa “Pedregosa”
o La
Donde las mujeres “hacían sala”,
que consistía en estar sentadas