Manual de Ejercicio Profesional Médico Edición 2020 | Page 274

Capítulo IV Recomendaciones para una Medicina Segura 8. INTERCULTURALIDAD EN SALUD: PROMOVIENDO EL LIDERAZGO MÉDICO Autor: DEPARTAMENTO PRIMERAS NACIONES, Colegio Médico de Chile INTRODUCCIÓN Desde la década de 1990 empieza a aparecer la idea de “salud intercultural” para referirse a experiencias como la del Hospital de Maquehue, donde se estableció un modelo de gestión y de atención a partir de las necesi dades y demandas que la propia población local fue capaz de visualizar y autogestionar. A fines de la misma década ya se hablaba de salud intercultural en los territorios donde la concentración de población de primeras naciones era notoria y donde era cada vez mas necesario establecer comunicación entre el sistema médico chileno- occidental y el sistema médico de las primeras naciones de cada territorio. Muchos establecimientos de salud han logrado conocer qué agentes de salud operan en sus jurisdicciones, que prestaciones realizan a la comunidad y como han sido capaces de derivar a nuestro sistema aún sin esperar respuesta formal de nuestra parte, pues el propio paciente les relataba a posteriori que se le dijo y que se le hizo. Desde principios de este siglo el MINSAL viene enunciando cada año el sus manuales de programación que “ningún sistema médico es capaz por sí sólo de satisfacer la totalidad de las demandas de salud de la población” y, adelantándose a la firma del convenio Nº 169 de la OIT, realiza una serie de cambios incorporando facilitadores en los hospitales y consultorios, figura que ya venía de la década pasada pero que se establece definitivamente en la red asistencial a principios de la década pasada y que probablemente ha sido la mayor contribución de Chile en materia de salud intercultural en Latinoamérica. quien está al centro y no el propio sistema ni el profesional médico: todo lo que hagamos en beneficio del paciente vale la pena incorporarlo al proceso curativo con su consentimiento y sin abandonarlo. No ha sido un proceso fácil, pues ha implicado derribar muchas ba- rreras, mecanismos defensivos que arrastramos desde nuestra formación médica, desde la educación básica y media, desde nuestros hogares y, por qué no decirlo, desde la fundación de nuestro país. CULTURA E IDENTIDAD CULTURAL Existen muchas definiciones de cultura y tal vez la que más nos pudiera servir para explicarnos mejor sea “com- plejo y dinámico conjunto de creencias, conocimientos, valores y conductas aprendidas y transmitidas entre las personas a través del lenguaje y su vida en sociedad. Se entiende como una entidad dinámica que se adquiere, transforma y reproduce a través de un continuo proceso de aprendizaje y socialización” (Park A. “Introducing Anthropology. An Integrated Approach”. Mayfield Publishing Company. California, 2000). Es probable que nunca veamos un átomo, una célula sintetizar proteínas, un campo electromagnético, pero lo aceptamos como cierto porque nuestra cultura nos lo dice a través de expertos, eruditos y especialistas que son capaces de explicarnos cómo y por qué este conocimiento es efectivo y práctico: vemos sus consecuencias y las aprovechamos en nuestro beneficio. Desde entonces en algunos establecimientos ya se ha logrado formalizar referencia y contrarreferencia de un sistema al otro, partiendo de la premisa que es el paciente Aquí entonces vale la pena establecer categoría, la cultura posee niveles como diría Foucault, quien reconocía al menos tres “niveles de partición de la cultura”: real, imaginario y simbólico, dejando la puerta abierta para descubrir más de ellos. Otros al menos { Manual para el Ejercicio Profesional Médico 2020 } pág. | 274