Manual de Administración Deportiva 2014 | Page 13

SECCIÓN I Asimismo escribió: “Al revivir los Juegos Olímpicos, no me concentré en lo que me resultaba más cercano, sino en lo lejano. Quería devolver al mundo actual, y de manera sostenible, una institución antigua cuyos principios volvían a ser pertinentes”. Para Coubertin, el deporte y el papel que podía desempeñar en la educación eran tan importantes como el resultado de la guerra franco-prusiana y los emocionantes descubrimientos que se estaban realizando en el lugar de los antiguos Juegos Olímpicos en Olimpia, Grecia. La forma física de los franceses Una de las primeras influencias de Pierre de Coubertin en su apasionada lucha por conseguir la reforma educativa a través del deporte fue la creencia de que sus compatriotas estaban especialmente en baja forma. Pensaba que ello había contribuido directamente a la humillante derrota de Francia en la guerra franco-prusiana de 1871 y que se debían tomar medidas para remediar la situación. El deporte en los colegios públicos ingleses A lo largo de los años, Coubertin había viajado a Estados Unidos, Canadá, Irlanda e Inglaterra para estudiar los sistemas educativos de los colegios y universidades de dichos países. De entre todos ellos, el sistema educativo inglés del Rugby College y la labor que él atribuyó a su director, Thomas Arnold, hicieron mella en él. Los estructurados programas deportivos de los colegios británicos para chicos le dejaron impresionado. Observó que el deporte era una parte esencial del programa y de que los chicos destacaban en esta materia. Coubertin otorgaba también la misma importancia al concepto de “caballero cristiano” de los educadores ingleses. Se trataba de un concepto que dotaba al deporte de valores sociales y morales, además de los valores físicos evidentes. Los Juegos Olímpicos de la Antigüedad Es normal que Coubertin, como tantos otros en Europa, se contagiara de la efervescencia que despertaban los descubrimientos arqueológicos que se estaban realizando en Olimpia, donde se habían celebrado los Juegos Olímpicos de la Antigüedad durante aproximadamente 1 000 años. Estos Juegos eran, por una parte, una celebración religiosa en honor del Dios griego Zeus y, por otra, una competición deportiva. Pierre de Coubertin veía el potencial de restaurarlos, pero añadiendo los valores educativos del deporte del siglo XIX. Coubertin era consciente de que el programa deportivo de los Juegos Olímpicos de la Antigüedad debería ser adaptado. En 776 a.C. los Juegos Olímpicos duraban un día y constaban de una única prueba deportiva: una carrera de una distancia de un estadio. En 600 a.C., los Juegos duraban cinco días e incluían pruebas ecuestres, un pentatlón (salto de longitud, jabalina, disco, lucha y una carrera), boxeo, lucha y pancracio (una combinación de lucha y boxeo), así como carreras de diversas distancias. Pero Coubertin no se inspiró únicamente del aspecto deportivo de estos Juegos de la Antigüedad. También le interesaban la ceremonia y el protocolo. Por ejemplo, utilizó el ritual del juramento que realizaban los atletas en aquellos Juegos e introdujo una versión más moderna en los Juegos de la VII Olimpiada de 1920. ©COI/Richard Juilliart Algunos aspectos de los Juegos Olímpicos de Coubertin eran completamente modernos. A diferencia de los Juegos Olímpicos de la Antigüedad, en los que solo había un ganador que era agasajado y que recibía una corona de hojas de olivo, en los Juegos modernos el ganador recibía una medalla y, en su tercera edición, eran los tres primeros los que recibían medalla. El encendido de la llama olímpica en Olimpia M A N U A L D E A D M I N I S T R A C I Ó N D E P O R T I VA 13