festejos
abundancia y gratitud
La mesa como punto de encuentro, tradición y celebración.
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Diciembre es, sin duda, el mes en el que la gastronomía adquiere un papel protagónico; las celebraciones de fin de año no solo reúnen a familias y amigos, sino que también rescatan recetas, rituales y sabores que se preparan únicamente en esta temporada.
La cocina se convierte en un espacio de memoria colectiva donde cada platillo cuenta una historia, desde la herencia familiar hasta la identidad cultural de una región. En México y en muchas partes del mundo, los festejos decembrinos están profundamente ligados a ingredientes específicos: especias, frutas secas, carnes de cocción lenta y bebidas calientes que reconfortan. Platillos como los romeritos, el bacalao, los tamales, el pavo relleno o los asados largos no solo alimentan, sino que simbolizan abundancia, unión y gratitud. Cada receta se repite año con año como un acto casi ceremonial, donde cocinar es también recordar.
Uno de los grandes valores de la gastronomía en diciembre es su capacidad de reunir generaciones. Las cocinas se llenan de voces, manos y saberes compartidos: la abuela que dirige la receta, los adultos que replican técnicas aprendidas y los niños que observan y participan por primera vez. Así, los festejos gastronómicos se convierten en una forma viva de transmitir cultura, reforzando la identidad familiar y social a través del alimento. En los últimos años, los festejos decembrinos también han evolucionado para adaptarse a nuevos estilos de vida. Cada vez más mesas incluyen versiones contemporáneas, saludables o sustentables de los platillos tradicionales. Se integran ingredientes locales, técnicas modernas y presentaciones innovadoras, sin perder la esencia del sabor original. Esta reinterpretación demuestra que la tradición no está peleada con la innovación, sino que puede crecer y transformarse con el tiempo. La gastronomía de diciembre también tiene un fuerte componente emocional. Los aromas de canela, clavo,
Manos al Carbón