MagLes Revista Lésbica MagLes #16 | Page 42

literaLes M i madre no quiere visitarme, cree que estoy mal de la cabeza. Incluso un día me presentó a un amigo suyo, terapeuta para que me comiera el coco. Vivo en una pocilga. “Soy artista y este caos es mi normalidad”, se lo digo cada vez que me llama. No pretendo que lo necer, puedo pintar los colores más vivos gracias a la luz natural de esta isla. En realidad el amanecer era lo mejor hasta que hace dos semanas empecé a volverme loca de verdad. Al final mi madre va a tener razón. Una tarde llegó un nuevo vecino. El piso de al lado es igual al mío y un muro de metro y medio separa las dos terrazas. Escuché el movimiento al otro lado mientras trabajaba en un desnudo. Hice un esfuerzo por seguir concentrada, pero a los pocos minutos una voz susurró algo ininteligible entienda, tan sólo que me respete. a mis espaldas. El primer instinto fue girarme. Pensé que si seguía Vivo en un apartamento de treinta metros cuadrados con un gran ven- escuchando, podría sacar algo de tanal desde el que se accede a una información. Cuando me giré ya no terraza enorme. Hago vida fuera y la había nadie. Aquella noche no percibí mitad del estudio lo tengo montado ruidos y creí que se habían ido. A la mañana siguiente parecía que al aire libre. Lo mejor es el ama- Soy artista y este caos es mi normalidad 42 volvían a arrastrarse los muebles y a hacerse sentir los portazos. Cualquier persona hubiera ido a saludar, a cotillear o a ofrecer un café, pero yo no soy cualquier persona. Seguí con el mismo desnudo durante toda la tarde hasta que de A los pocos minutos una voz susurró algo ininteligible a mis espaldas nuevo la misma voz me devolvió al mundo real. Esta vez pude oír lo que decía: “Adorable”. Se escribe igual que en castellano pero aquella desconocida lo pronunció con un marcado acento francés. Me giré y la criatura más increíble que