literaLes
M
i madre no quiere visitarme, cree que estoy
mal de la cabeza. Incluso
un día me presentó a un
amigo suyo, terapeuta para que
me comiera el coco. Vivo en una
pocilga. “Soy artista y este caos es
mi normalidad”, se lo digo cada vez
que me llama. No pretendo que lo
necer, puedo pintar los colores más
vivos gracias a la luz natural de esta
isla. En realidad el amanecer era lo
mejor hasta que hace dos semanas
empecé a volverme loca de verdad.
Al final mi madre va a tener razón.
Una tarde llegó un nuevo vecino. El
piso de al lado es igual al mío y un
muro de metro y medio separa las
dos terrazas. Escuché el movimiento
al otro lado mientras trabajaba en un
desnudo. Hice un esfuerzo por seguir
concentrada, pero a los pocos minutos una voz susurró algo ininteligible
entienda, tan sólo que me respete. a mis espaldas. El primer instinto
fue girarme. Pensé que si seguía
Vivo en un apartamento de treinta
metros cuadrados con un gran ven- escuchando, podría sacar algo de
tanal desde el que se accede a una información. Cuando me giré ya no
terraza enorme. Hago vida fuera y la había nadie. Aquella noche no percibí
mitad del estudio lo tengo montado ruidos y creí que se habían ido.
A la mañana siguiente parecía que
al aire libre. Lo mejor es el ama-
Soy artista y
este caos es
mi normalidad
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volvían a arrastrarse los muebles
y a hacerse sentir los portazos.
Cualquier persona hubiera ido a
saludar, a cotillear o a ofrecer un
café, pero yo no soy cualquier persona. Seguí con el mismo desnudo
durante toda la tarde hasta que de
A los pocos
minutos una voz
susurró algo
ininteligible a
mis espaldas
nuevo la misma voz me devolvió al
mundo real. Esta vez pude oír lo
que decía: “Adorable”. Se escribe
igual que en castellano pero aquella desconocida lo pronunció con
un marcado acento francés. Me
giré y la criatura más increíble que