MagLes Revista Lésbica MagLes 13 | ¡Sí Quiero! | Marzo/Abril 2014 | Page 58

Columna Wedding Plans Texto: Nancy Johnson No entiendo esa manía generalizada que tiene la gente por casarse, y lo que es peor aún, no entiendo la manía que tienen por querer hacerme partícipe de ello. Yo comprendo (aunque me de un poco de grimilla) que mis amigas se enamoren, que quieran estar junto a sus parejas toda la vida, que sueñen con ser princesas Disney y vestirse de largo, de marinero, de frac o de lo que sea. Que sueñen con bailar valses hasta el amanecer con su enamorada y ser felices y comer perdices hasta el final de los tiempos, pero... ¡yo que pinto en todo esto! Como todo en la vida, esto de “ir a una boda” se presenta ante ti un día sin mas, de sorpresa. Resulta que estas tan tranquila tomándote una cervecita en una terraza cuando de repente suena tu teléfono móvil. En el momento en el que ves en la pantalla que es tu mejor amiga de la infancia a la que sólo ves en navidades y durante las fiestas patronales de tu pueblo, piensas, uh mm... qué raro, ¿qué querrá? Desde el primer momento tienes claro que esta llamada sólo puede estar provocada por alguno de estos 3 acontecimientos: una boda, un embarazo o un funeral. Tu amiga es bollera como tú, por lo que, así a priori, descartas la opción de preñamiento involuntario, y tienes 58 MagLes #13 | marzo / abril 2014 claro que si hubiera estado buscando tener un hijo lo sabrías ya desde hace algún tiempo. Por lo que sólo te quedan dos opciones, boda o funeral. ¡Madre mía que estrés! La relajación con la que empezaste el terraceo cambia totalmente de sintonía, y antes de descolgar el teléfono a mí lo único que se me suele ocurrir es beberme de golpe la cerveza que tenía en la mesa. No te gustaría que fuera un funeral, pero te pones a pensar en lo mal que te cae la novia de tu colega, y cualquiera de las dos opciones te suena a descanso eterno. Una vez concluye tu llamada se confirman tus temores, tu amiga te acaba de invitar a su boda, y eso significa, si eres como yo, que vas a entrar directamente en un estado de ánimo económico, físico y espiritual muy poco agradable llamado “tengo una boda”. Entrar en el modo “tengo uno boda” implica muchas cosas. Aprender a andar con tacones, ahorrar dinero para comprar algún regalo carísimo que ni en tus peores pesadillas soñaste que tendrías que comprar como por ejemplo una vajilla de la cartuja, desafiar a las inclemencias del tiempo vestida sólo con un vestido y un chal; y por supuesto una de las más importantes, ponerse a dieta. ¿Porqué todas nos ponemos a dieta los meses antes de una boda? Yo tengo una teoría, y es que no sólo adelgazamos para caber en el traje que nos vamos a poner \