MagLes Revista Lésbica MagLes 10 | El Punto G | December 2013 | Page 40
sonido del cristal, me besa en la
boca. Tiene Oporto, yo lo bebo
con ella y siento algo más. Algo
que está frío..., y entonces me estremezco. Yo, ahí, tirada encima
de la mesa y eso que está frío.
Siento desconcierto...
-Sí, es algo que corta, pero no
te haré daño. Lo juro, sólo quiero
un trofeo, ¿me lo das?
Me cuesta articular palabra,
pero yo me he metido en este
lío, así que tengo que ser consecuente. Sí, me pasa la hoja
de lo qué parece ser un cuchillo. Lo desliza por el cuello, baja,
aguanto la respiración y entre
mis pechos se para..., y noto
como entre mis pechos penetra
la hoja -esta fría aún y corta -,
suelto la respiración
-¡Me las pagarás!
Ya será tu turno
y entonces estaré
en tus manos
-Ya será tu turno y entonces
estaré en tus manos.
Sigue bajando la hoja por mi
estómago. Baja pero haciendo dibujos en mi cuerpo. Me
estremezco y aunque parezca
mentira mi sexo traidor no para
de generar jugos. Parece una
fuente, baja y llega a la cintura,
a mis bragas...
-¡No! ¡No!
-¿Por qué no?
-Son carísimas, no lo hagas.
-Te compraré 100, 1000...
-Entonces sí.
Y resbalando la hoja del cuchillo corta, y mi sexo liberado
ya de toda opresión deja caer
un poco de mí en ella. Se da
cuenta, separa mis piernas y
con su dedo lo recoge, no sin
antes poner su dedo en mi clítoris. Y eso hace qué de mi boca
salga otro suspiro y no pueda
quedarme quieta...
40
MagLes #10 | diciembre 2013
-¡No pares! ¡Termina!
-¡No!
Me coge los muslos, se amolda a mí, oigo cómo su ropa se
desprende de ella rápidamente. Noto sus muslos pegados a
los míos...
-¿Cómo lo quieres rápido o
lento?
-Lo quiero como tú desees.
-Buena contestación.
Oigo como coge algo y
a continuación, siento en mi
ombligo un líquido que no está
muy frío, pero eso no hace que
no me estremezca. Ella me
coge las caderas...
-No te muevas. Verás..., te he
llenado el ombligo de Oporto.
Tu misión es que no se salga. Si
se sale, paro...
-¿Paras de qué?
-Sonríe-, ya lo notarás...
Empieza con su dedo a abrirme despacio, muy despacio,
sus dedos juegan con mi sexo;
al instante lo entiendo todo...
-¡Puta, no podré!
-Sí que podrás...
-De verdad, no podré.
-Entonces pararé.
-Ni se te ocurra.
-Recuerda, pienso bebérmelo
al final. Si derramas paro.
-Bien, acepto.
Empieza otra vez, mueve su
dedo, abre mi sexo y con otro
juega con él despacio, sin prisa
empiezo a tener calor, mucho
calor. No quiero moverme y eso
me excita, pienso que no estaré
concentrada, pero no, es al
revés. Por qué cómo no veo,
siento el líquido cómo se mueve
en mi ombligo. Mete otro dedo
muy despacio. No me puedo
Y