MAGAZINE DE NEGOCIOS #14 OCT-NOV 2016 | Page 81

Una empresa que hable de “innovación organizacional” está errada: la organización no se comercializa, es sencillamente una reestructuración interna.

A menudo se confunde innovación con emprendimiento. Aparece en televisión una esforzada emprendedora que muestra con orgullo sus mermeladas o unas tejedoras que hacen hermosos chalecos con lana de alpaca. Es emprendimiento, no innovación.

No, no lo estamos haciendo bien. Y no sólo por la confusión del concepto, sino por lo efímero del esfuerzo. Muchos esfuerzos innovadores tienen la marca en la frente de lo efímero. Se trata de iniciativas esporádicas, que se realizan al margen de la verdadera actividad. El ejemplo es un innovador que logra diseñar un vehículo impulsado con energía solar en su tiempo libre, pero que su verdadera actividad es trabajar en un departamento de compras. Es el ejemplo del innovador que tiene un prototipo para extraer agua del aire y que postula a un fondo público. Son, en general, iniciativas puntuales, meritorias pero esporádicas.

Esto, a diferencia de los países desarrollados, donde la innovación es la forma normal de hacer las cosas. Dicen Del Valle, Abarzúa y Contreras que “en sociedades no desarrolladas la innovación es algo ajeno al sentido común, puesto que lo que se valora es un entorno estable y predecible. Las innovaciones surgidas de este entorno tienden a ser esporádicas” .

En una sociedad desarrollada la innovación es de sentido común. Allí los innovadores declaran que trabajan para hacer un mundo mejor y utilizan la tecnología como un medio para ello .

La manera como se enfrenta la innovación en los países no desarrollados es todo lo contrario a lo que Peter Drucker prescribe. El padre del management moderno afirma que en el siglo XXI las empresas necesitan implementar una política de innovación sistemática, con el convencimiento y la decisión (Drucker usa la palabra “mindset”) de llegar a ser un líder de cambio . La empresa, dice Drucker, debe ver el cambio como una oportunidad. Y el camino es la innovación sistemática, permanente, no esporádica.

UNA EMPRESA

QUE HABLE