Sé que al rescatar un día de estos de mi propia Área 51 de mis libros, archivos y maquetas, a salvo de todo y de todos, ahí estará mi mejor diarama, mi mejor maqueta algo destruida por supuesto con tanta mudanza, ahí verá la luz nuevamente, y me verá el rostro ya no de un joven padre, sino de un adulto, con su armadura algo abollada y sucia e incluso con algunas heridas de batallas muy ingratas, pero ciertamente ahí estaré de frente con ojos de niño viéndola y tomando cuenta de las tantas horas invertidas de silente dedicación. Ahí estará también patente la técnica enseñada por mi estimado Germán aquella tarde de otoño, en casa de algunos maqueteros, entre lobos solitarios que sólo él podía congregar. Aquella maqueta saldrá pronto de la oscuridad y estarán “Los Aliados” junto a mí pero ya mas crecidos, prestos eso espero a recibir las enseñanzas y las técnicas que tal como Germán lo hizo conmigo y muchos, traspasar esa pasión a aquellos que se dan la oportunidad de volver a ser niños y a reconocerse en el silencio, y la meticulosidad, la armonía de espíritu y de trabajo, porque la pasión los une, sean estos principiantes, avezados o lobos solitarios.
Por Carlo Arqueros
en memoria de
Germán Castro Q.E.P.D