MAG MARZO 2016 | Page 69

Las causas pueden ser múltiples ya que son muchos los factores que están involucrados en los sistemas que componen una empresa. No obstante, entre las más comunes tenemos la carencia de liderazgo estratégico, la adicción al trabajo en especial a nivel directivo, empleados con sobrecarga de trabajo, gestión ineficiente de los recursos y el tiempo, carencia de planificación, exceso o falta de información y comunicación, entre otras.

Clave para llevar a cabo un tratamiento efectivo

Para un proceso de recuperación auténtico, es preciso en primera instancia que las empresas y en especial sus directivos, reconozcan la existencia de la patología. A partir de esta fase de reflexión y reconocimiento, se derivará un abanico de acciones e iniciativas correctivas a ser ejecutadas de forma transversal, a lo largo y ancho de toda la estructura.

Los responsables de producir el cambio, deben ser TODOS los integrantes de la empresa y no únicamente la Dirección o bien un grupo designado a dedo. Está más que demostrado que ningún cambio organizacional es efectivo a menos que todas las personas que conforman la empresa sean parte consciente del mismo.

¿Qué podemos hacer cuando trabajamos en un ambiente realmente tenso y donde el clima, las relaciones e interacciones entre personas se ven afectadas de forma negativa? Su Santidad Dalai Lama en su libro “El arte de la felicidad en el trabajo” comenta lo siguiente: “Todas las personas podemos ayudar a mejorar las cosas, si somos capaces y tenemos la voluntad para gestionar nuestra emociones, como la ira y los celos, y asumimos nuestra responsabilidad... En términos generales podríamos empezar por reconocer que todos somos interdependientes, que dependemos los unos de los otros cuando se trata de ganarnos la vida.

Éste debería ser el punto de partida. Cuanto más a fondo apreciemos esta realidad, mayor será nuestra voluntad de trabajar en colaboración con los demás”

Nuestra actitud ante cualquier circunstancia es el factor más importante a la hora de conseguir los resultados que esperamos. Contribuyamos al desarrollo de organizaciones con un equilibrio de valores en la que su estructura, sus procesos, sus políticas internas y su imagen estén animados de forma sinérgica por un adecuado desarrollo ético y emocional, y en donde velar por el bienestar y la satisfacción del capital humano no sea una utopía.

No esperemos que otro dé el primer paso, tomemos la iniciativa. Nuestro cambio individual impactará inexorablemente en nuestro entorno.

Por Laura Fernández

Laura Martínez es Directora de Ética Corporativa y Directora del Proyecto Yo Cambio el Mundo Cambiándome Yo, iniciativa promovida por la Fundación Vivo Sano.

www.yocambioelmundo.org