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Cuando una sociedad vive un periodo donde hay una expansión de las inversiones y del gasto, el futuro parece más brillante. El efecto psicológico a arriesgar y a emprender nuevos proyectos parece más ligero y sencillo. Es como si ese periodo fuese a durar mucho tiempo y como si hubiese menos temor al mañana.

Pero, lamentablemente, la economía de un país suele funcionar por ciclos: hay periodos donde los tipos de interés son bajos, la inversión crece y, por tanto, los proyectos empresariales fluyen más. Pero por lo general, pasado un tiempo, llegan periodos más oscuros donde se elevan los tipos de interés, se reduce la inversión y los proyectos se paran. Es aquí, en estos momentos, cuando se pone a prueba la verdadera esencia del emprendedor.

Es, en estos momentos, cuando te encuentras con las negativas de los bancos y de los inversores a apostar por tu proyecto. Es aquí, cuando te empiezan a entrar los temores y las dudas acerca de tu idea o proyecto. Es aquí, cuando empieza a verse afectada tu propia autoestima y tu autoconfianza. Es en estos momentos, cuando puedes vivir dicha situación de forma frustrante y tirar la toalla o cuando puedes vivirla como una oportunidad.

¿Cómo ver esta situación desde otro prisma?

En estos periodos más duros, los bancos e inversores rechazan muchos proyectos. Si otorgan un crédito; será a costa de tener que pagar unos intereses mucho más altos, los cuales pueden llegar a comerse tu posible beneficio. Y, lo peor, tener pérdidas.

Quizás sea el momento de evitar a los bancos y a esos inversores “sin cara” que solo ven cifras, gráficos y balances para otorgar créditos a proyectos o no.

Es, en estos momentos, cuando se te presenta la oportunidad de ir a tocar la puerta de empresarios para ofrecerles directamente tus ideas y tu proyecto. Da igual que sea una empresa grande, mediana o pequeña.

La mayoría de empresarios están deseosos de recibir nuevas ideas y propuestas de emprendedores que les ayuden a crecer. Las empresas, sobre todo las pequeñas y medianas, necesitan de talento y de gente con iniciativa propia. Necesitan y quieren apostar por gente que llegue con propuestas de “ganar-ganar”. Si les gusta y seduce tu proyecto; lo harán invirtiendo su dinero o estableciendo acuerdos de colaboración.

Esas miles de pequeñas y medianas empresas suelen ser gestionadas por el dueño. Es un ser humano que en muchos casos no ve las nuevas ideas y los nuevos cambios que el mundo ofrece, simplemente porque está metido en el día a día de su empresa y apenas puede ver todo lo nuevo que hay.

Aquí está tu oportunidad!: Búscale, visítale, preséntale tu idea o proyecto y ofrécele la gran oportunidad para él de aliarse con alguien tan fresco y seguro de su idea y proyecto como tú. Tócale el corazón. Sedúcele. Convéncele transmitiéndole tu fuerza, tu idea innovadora y tus ganas de comerte el mundo.

Existe otra novedosa técnica llamada “Crowdfunding” que consiste en utilizar el poder de internet para conseguir financiación. A través del “Crowdfunding”, se puede participar en plataformas colectivas cuyo principal objetivo es que los emprendedores puedan recaudar dinero gracias a la participación de los propios usuarios.

La vida nos trae buenos y malos momentos, situaciones fáciles y difíciles de gestionar. En tu mano está afrontar el reto o salir huyendo. En las circunstancias actuales es cuando puedes sacar lo mejor de ti, recuperar la confianza y llenarte de fuerza para retomar el viaje: Conviértete en el pertiguista que va a saltar grandes obstáculos!. De esta forma saldrás fortalecido y victorioso. Nadie dijo que fuera fácil ¿no?

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¿Qué hacer cuando cae la inversión?