MAG #5 | Page 36

Cuando termina un año y comienza uno nuevo, siempre deberíamos tener el ritual de definir algunos objetivos reales para cumplir, los deseos. Bien y seamos realistas también pidamos cosas que estén a nuestro alcance y que podamos lograr por nuestros méritos y esfuerzos; en ese caso la práctica de un deporte, cualquiera que sea, es sin duda un objetivo real, saludable y su logro depende de las ganas que le pongas.

De esa forma pasé mis vacaciones en enero. Pensando qué nuevos desafíos tenía para este año y encontré varios, aunque muchos no se ajustaban a la economía, al escaso tiempo o al trabajo. Entonces, ¿qué cosas me quedaban?

Hagamos un poco más de lo que ya sé, metámosle innovación y en ese momento se me ocurrió comprar otra bicicleta, aunque esta vez una de ruta. Ya llevo 8 años pedaleando en tierra en mi mountainbike y dudo que un poco de asfalto me haga mal. Todos los ruteros dicen que me enamoraré de la flaca y que olvidaré al chancho de tierra. Esto último aún es prematuro para confirmarlo o desmentirlo, pero le daré una oportunidad aunque mi idea es usar ambas. En fin, hoy comencé con la flaca y pese a mis temores de pedalear por la calle con ruedas delgadas, sin suspensión, sus largos frenos y la geometría distinta puedo confirmar que después de una hora ya estaba volando y pedaleando las subidas “por la calle” de pie.

Ahora que me comienzo a culturizar con el tema de la bici de ruta aparecen otras disciplinas que no estaba tomando muy en serio y nuevamente se me llena la cabeza de ideas que me dicen ¿y por qué no? Veámoslo desde la perspectiva de otros deportes y otros más entendidos lo que llaman entrenamiento cruzado. Esto se refiere a no hacer sólo un deporte sino que al practicar varios y orientándolos a uno en particular los resultados esperados pueden ser de importancia.

Atreverse a lo nuevo Vidas al aire libre

Brief