MAG #5 | Page 20

Esa cosmovisión de libertades, surge desde el pensamiento que el ser humano, en su libre albedrío, favorecerá a una mejor convivencia que la imposición hegemónica de una religión, creencia política o “doctrina” económica. La lucha por esa libertad, ha sido defendida hasta la muerte en el Circo Romano por los primeros cristianos; por los reformados alemanes como Lutero; por otro Luther (Martin), en la libertad política y derechos civiles de los afroamericanos (vean SELMA, la recomiendo), o por los defensores de la libertad en las puertas del Muro de Berlín durante la guerra fría, aunque Margot, viuda del dictador de Alemania Oriental, Erich Honecker vive todavía bastante segura en su refugio de Chile, acompañada de los reconocimientos de partidarios aún de ese nefasto régimen comunista.

Recientemente la libertad ha sido cruelmente atacada por el terrorismo yihadista, que cometen actos de genocidio en contra de quienes piensan diverso a ellos, calificándolos de “infieles”.

La lucha por la libertad también se ha defendido en búsqueda del saber, por hombres como Giordano Bruno; y tantos otros científicos perseguidos o condenados a la hoguera por “brujería”, en vez de ser reconocidos como reformados intelectuales y privilegiados de abrir nuevas fronteras al conocimiento. Hoy, después de muchos siglos, instituciones que en su momento eran hegemónicas, reconocen el error de sus antecesores. Son muchos también, quienes han querido restringir la libertad para elegir en el terreno de la economía, condenando los intentos de emprendimiento, y estigmatizando la capacidad del hombre de buscar soluciones múltiples en salud, educación, vivienda o arte.

Lo curioso es que, en la defensa de las libertades, existan gruesas contradicciones entre aquellos que aspiran a que las suyas propias sean reconocidas, pero no están dispuestos a tolerar las libertades de otros. Por ejemplo, quienes habiendo sido injustamente discriminados en América Latina, por razón de su credo religioso como los evangélicos, pretenden ahora que la ley prohíba acuerdos de vida en pareja, o quienes siendo activistas de comunidades gay en Estados Unidos, pretenden que se sancione a personas o grupos religiosos por el solo hecho de exponer su opinión contraria al matrimonio homosexual; O curiosamente en Chile, quienes son contrarios a la restricción de las libertades cívico electorales, y adhirieron al término del gobierno militar, son fervientes contradictores de las libertades al emprendimiento privado en la educación, salud, previsión, minería u otras, y solo están dispuestos a reconocer “La Libertad del Estado empresario”.

En nombre del Orden, la Seguridad, la Doctrina, la Revolución, el Líder, las Escrituras, la Raza, el Estado o la ciencia, cuantas masacres, bárbaros asesinatos o planes perversos de han llevado a cabo en Occidente. Y eso que de Oriente poco conocemos.

Esto no significa que cada uno de nosotros tenga una identidad. Yo la tengo como cristiano evangélico, ciudadano independiente y académico. Pero me escandalizo al asistir a una Iglesia, y escuchar en primera fila –donde concurrimos con mi señora y nuestros tres hijos- que un predicador ocasional (de la muy digna comunidad mapuche) condene a la homosexualidad “como precedente de la destrucción de Chile como en Sodoma”, y decir que todas las sociedades donde ésta ha existido, como los helénicos o romanos, rápidamente decayeron como tales por el peso de su perversión de relaciones.

lA LUCHA POR LA LIBERTAD

HEGEMONIA VS. DIVERSIDAD