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1 En la familia, la mujer es madre, hermana o esposa. Para el hombre, es muy difícil separarla de estos tres roles o papeles, pero a ella también le cuesta separarse. Los roles familiares no deben ser los roles empresariales. En la empresa la mujer es una empresaria y no una madre, ni una hermana, ni una esposa.

2 A las mujeres, hasta que no aprenden otra cosa, lo que más le gusta es ser amadas, que las amen. Son capaces de todo por amor. Todos hemos visto que algunas mujeres, aterradas por la idea de lo que ellas llaman “quedarse solas”, se casan o viven en pareja con hombres a los que no aman y que no les convienen, con tal de sentirse amadas (a algunos hombres también les pasa lo mismo). La mujer está acostumbrada históricamente a trabajar por amor. Ha recibido durante muchos siglos como único pago a su labor el amor de los otros. Trabajar por dinero es un paso que no toda mujer puede dar. Y también tenemos que tener en cuenta que a veces toleramos ganar poco dinero, pero pasadas ciertas cifras, ya no lo soportamos. Si nos pagan poco, algo hacemos por amor y algo por dinero, pero todo por dinero…

3 A veces, ella es la que más padece de los prejuicios que sobre ella circulan, como por ejemplo, que no se puede trabajar y tener hijos. Tiene conflictos entre la producción y la reproducción, entre la producción de productos sociales y la reproducción de la especie. Hay muchas mujeres que renuncian a sus puestos laborales, que desarrollan con pericia, para cuidar a los hijos. Creen que hay que renunciar a una de las dos cosas para poder la otra: o madre o empresaria, pero es posible también madre y empresaria. Por eso es fundamental para ella aprender a sumar. A sumar distintas actividades, distintas funciones en la vida. Un dato curioso es que más del 97% de las mujeres en edad activa que no trabajan, o que lo hacen a tiempo parcial, aluden para ello a circunstancias familiares: no puede trabajar porque tiene que cuidar a sus descendientes o a sus ascendientes.

Este techo de cristal interno solo se vence con trabajo personal sobre una misma, y como la mayoría de estos prejuicios son inconscientes, el psicoanálisis puede ser una herramienta eficacísima para ayudar a la mujer a ser más eficiente, si es lo que ella desea.

EL TECHO DE CRISTAL INTERNO

Dificultades psíquicas de la mujer para asumir puestos de responsabilidad en la Empresa.