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En términos generales, los partidarios de la RSE han recurrido a cuatro argumentos para presentar su teoría: Obligación moral, Sustentabilidad, Licencia para operar y Reputación.

El argumento moral –aducir que las empresas tienen el deber de ser buenas ciudadanas y de “hacer lo correcto”– es prominente en los objetivos de Business for Social Responsibility, la principal asociación de actividades de RSE sin fines de lucro en Estados Unidos. Pide a sus miembros “lograr el éxito comercial en formas que honren los valores éticos y respeten a las personas, las comunidades y el ambiente natural”.

La sustentabilidad enfatiza la tutoría medioambiental y comunitaria. Una excelente definición fue desarrollada en la década de los 80 por el Primer Ministro noruego Gro Harlem Brundtland y usada por World Business Council for Sustainable Development: “Satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para cubrir sus propias necesidades”. (Cancino, 2008).

La Noción de Licencia para operar se deriva del hecho de que toda empresa necesita permiso tácito o explícito de los gobiernos, comunidades y muchos otros para hacer negocios. Finalmente, la Reputación es utilizada por muchas empresas para justificar iniciativas de Responsabilidad Social Empresarial bajo el argumento de que mejorarán la imagen de una empresa, fortalecerán su marca, elevarán la moral e incluso incrementarán el valor de sus acciones.

Responsabilidad Social Empresarial y Moral de Negocios y Estado

Accountability o rendición de cuentas, es un concepto ético que hoy en día no estamos ajenos al veredicto de los stakeholders o todos los partícipes sociales, incluyendo las redes, respecto si actuamos de bien o actuamos mal. No sólo es ámbito e interés corporativo tener una buena reputación, sino que también es de intéres en lo politico y lo estatal. Hoy día tras día desvelamos por redes sociales y por noticieros los escándlos de uno y otro lado, atónitos y con cierto desdén, los ciudadanos comunes y responsables, sus alaridos internos no tienen eco mas que en la fustración y complacencia. Sólo tenemos influencia en el mundo circundante inmediato, la familia, nuestros hijos. ¿Sería oportuno iculcafrles a ellos, las creencias que se transforamrán en valores? Creemos que sí y es urgente.