Madrid en un frasco de Eter Madrid en un frasco de éter_TEASER | Page 18
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Mauro García
cuando tenías que rebobinar una cinta con un bolígrafo para así
ahorrar en baterías. Apretar la tapa del aparato para que se es-
cuchase más lentamente, levantarla luego un poco para acelerar
la reproducción o preparar la siguiente cara para un momento
específico. Solía bajarme en Gran Vía cuando venía a comprar
discos con el audio preparado; en cuanto salía por la boca del
metro, activaba la reproducción y la música empezaba a sonar
a todo el volumen que daban los cascos. Yo era la protagonista
del último vídeo musical del momento, nadie me podía tocar,
el momento de unión entre música, cielo y calle era tal que a
veces podría haber llorado.
El proceso apenas ha cambiado, ahora vengo todos los días y
me bajo en Gran Vía solo por tener esa comunión única. Seguro
que la comparto con más gente, aunque nunca se lo haya dicho
a nadie. Llueve sin parar, es la norma en los últimos tiempos,
el clima ha cambiado y las semanas de lluvia se suceden unas
detrás de otras. Bajo la calle todavía iluminada por las pocas
bombillas que funcionan, he de admitir que esto le da un aire
más místico a mi rutina. Cada día cambio de canción, pero el
sentimiento es el mismo. Esta canción me dice que, a pesar de
lo negro del futuro, siempre puedes terminar sonriendo.
La comisaría está casi vacía a esta hora tan temprana, sigue
haciendo frío, lo que significa que no han arreglado la calefacción.
En mi escritorio hay más dosieres de los que alguien pudiera ima-
ginar, trabajo acumulado porque nadie más lo hace si no estoy.
—¿Anna? ¿Ya estás aquí? ¿Anna?
—Te he escuchado perfectamente, Alberto. –Siempre insiste
cuando no le contesto a la primera.
—¡Joder, vuelves de vacaciones y ya estás de mala hostia!
—¿Qué quieres decir exactamente? ¿Qué volver de vacacio-
nes me pone de mala hostia o que venir aquí me pone de mala
hostia? –Pretende ser amable, se le nota.