Madresfera Magazine 20 - Marzo 2019 | Page 57

[ CULTURETA ] “La tarea desde una perspectiva feminista es poner en valor unas prácticas tan imprescindibles para la reproducción humana como gestar, parir, lactar o cuidar” autonomía solo pueden ser ejercidas completamente en el mercado de trabajo. Lo que hoy en día vemos es que evidentemente no podemos renunciar a la demanda de igualdad en el trabajo, pero también es importante señalar que hablamos de un mercado de trabajo cada día más precarizado, en el que es muy difícil realizarse personalmente en el ámbito laboral. Nos tenemos que preguntar por qué no podemos sentirnos realizadas también en otros ámbitos: desde con la maternidad o la crianza hasta llevando a cabo determinadas aficiones. Desde el punto de vista neo- liberal a menudo se estigmatiza la maternidad. Esto tiene mucho que ver con la lógica que comentamos de asociar la maternidad a una práctica que impli- ca quedarse encerrada en casa, renunciar a lo públi- co… pero esto no tiene por qué ser necesariamente así. Cuando hablamos de una maternidad feminis- ta y emancipadora hablamos de poder ejercer esta práctica libre de imposiciones, pero a la vez también puedes hacer muchas otras cosas. Es decir, que ejer- cer la maternidad no implica necesariamente un acto individual y encerrado en casa, sino que se trata de politizar la práctica materna desde la lógica feminista que dice que lo personal es político. te que desde este feminismo emergente, desde este feminismo del 99%, también se reivindique una ma- ternidad para el 99% y un sistema de cuidados para el 99%, porque si no desde la óptica feminista liberal solo se defiende una igualdad de derechos y oportu- nidades para unas pocas mujeres y, por lo tanto, se puede acabar reivindicando una maternidad vivible solo para unas pocas mujeres. AC: Mi sensación es que cierta corriente neoliberal del feminismo considera también los cuidados, como escribes, “como una ocupación de segunda, una car- ga, y la crianza, como parte inherente de las mismas, de tercera”. ¿Ha sido cierta parte del movimiento fe- minista coptado/secuestrado por el capitalismo? EV: Sí. Esto lo ha dicho claramente Nancy Fraser en muchos de sus artículos. Hay un feminismo liberal que vincula la libertad al mercado de trabajo y obvia y relega todo lo que tiene que ver con los cuidados. Con una gran contradicción, ya que se preocupan mucho por la igualdad de la mujer y por la incorpo- ración al mercado de trabajo, pero sin embargo se olvidan de una demanda tan básica como sería la reducción del horario laboral, que permitiría una ma- yor conciliación. Este elemento señala la connivencia de este feminismo con el mercado y con los poderes económicos fácticos. Por eso creo que es importan- AC: Desde el punto de vista de este feminismo del 99%, ¿por dónde debería pasar la solución a la crisis de cuidados? EV: Creo que es muy importante la aportación de Nancy Fraser cuando habla de organizar el trabajo de cuidados a partir del modelo del cuidador universal, es decir, a través de personas que combinan trabajo remunerado con trabajo de cuidados y de esta for- ma rompen con esa separación universal entre el rol de cuidador y el rol de proveedor. Poner en el cen- tro el trabajo de cuidados desde una perspectiva fe- minista implica repartir ese trabajo de cuidados de forma igualitaria entre hombres y mujeres, socializar ese trabajo de cuidados más allá del núcleo familiar (políticas públicas, iniciativas comunitarias…), reducir drásticamente la jornada laboral y repensar el espa- cio público, la ciudad, para que sea un entorno más compatible con la crianza y la infancia. ■ AC: En ese sentido, lo que ocurre muchas veces es que ese movimiento feminista que desprecia los cui- dados no duda en trasladar esas responsabilidades a otras mujeres, normalmente extranjeras y de clases más bajas. Como escribes citando a Nancy Fraser, de este modo un cierto feminismo “acaba justifican- do nuevas formas de desigualdad y explotación”. EV: Existe esta espiral del trabajo de cuidados, que en vez de repartirse entre hombres y mujeres o sociali- zarse se acaba trasladando a otras mujeres de clase social más baja, donde interacciona más allá de una presión de género una presión de clase y de etnia. Un feminismo del 99%, que pretenda acabar con las opresiones de género, de clase y de etnia, debe nece- sariamente ir más allá. ABRIL 2019 • mama • 57