[ CULTURETA ]
Silvia Nanclares aborda el deseo de ser
madre en Quién quiere ser madre,
una novela autobiográfica que coloca con
honestidad y valentía la maternidad en
primera fila de los temas literarios.
POR DIANA OLIVER
La maternidad ha estado arrinco-
nada en la historia de la literatura,
y de la cultura en general, durante
siglos. Son pocas las referencias li-
terarias a las vivencias maternales
con voz femenina, y menos aún las
maternidades relatadas en primera
persona. Ser madre no era el cen-
tro de las grandes historias, sino
de historias secundarias, y no fue
hasta mediados del siglo XX cuan-
do la maternidad salió del armario
y comenzamos a poder disfrutar
de relatos valientes y honestos que
nos hablaban de la ambivalencia
maternal, de los sentimientos más
humanos y de la olvidada comple-
jidad de lo cotidiano.
“El deseo de
maternidad
está cruzado
por muchas
cuestiones
materiales,
emocionales”
Para Silvia Nanclares, “lo alu-
cinante es que esas vivencias no
estén en primera fila de los temas literarios, donde la
guerra o la superación del héroe copan los primeros
puestos”. La escritora, editora y activista cultural, en-
cuentra la explicación en la “amplificación” que en-
cuentra el sistema de valores patriarcal en la literatura.
Ella también saca el altavoz y aborda el deseo de ser
madre en Quién quiere ser madre (Alfaguara, 2017),
una novela autobiográfica en la que cuenta cómo de-
cidió quedarse embarazada a punto de cumplir los 40
y el camino que tuvo que recorrer hasta lograrlo. Bella
y dolorosa a partes iguales, la novela pone la materni-
dad, con sus matices y su ambivalencia, en primera fila.
Dónde siempre debería haber estado.
Diana Oliver: ¿Qué valor crees
que aporta el yo como materia
literaria cuando se habla de ma-
ternidad?
Silvia Nanclares: El valor de lo no
dicho, de lo por decir, de lo casi
virgen literariamente, casi te diría
que a veces resulta obsceno, en
el sentido de que nunca ha sido
considerado material digno para
la “alta cultura”.
DO: Explorar el territorio de las
madres, sus emociones, sus cir-
cunstancias, sus expectativas,
¿requiere necesariamente de
las mujeres que son madres?
SN: A mí me gusta hablar de “lo
madre”, y todas las personas
estamos atravesadas por ello.
Todos/as somos hijos/as. Todos
cuidamos de alguien en algún momento, y sere-
mos cuidados, si acordamos que el cuidado es lo
que define el pensamiento y la práctica maternal
(que no debería ser exclusiva de las mujeres).
Pero también hay vivencias como la gestación,
el parto o la lactancia de las que imagino debe
ser muy difícil escribir con complejidad sin ha-
ber pasado por ahí con el cuerpo. Pero el oficio
de la escritura requiere de escucha y observa-
ción, alguien empático y/o sensible podría hacer
el trabajo de ponerse en la piel de una madre y
tener éxito.
NOVIEMBRE 2018 •
mama
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