Madresfera Magazine 18- Noviembre 2018 | Page 28

Pocos temas son tan difíciles de tratar a nivel periodístico como la transexualidad. A la falta de infor- mación acerca de cómo afrontar este tema y a los lugares comu- nes, se une una tarea a veces compleja: la de comprender que el sexo no marca nuestra identi- dad. Y esto no es algo a lo que se preste la atención que requiere cuando leemos textos que hablan de niños en cuerpos de niñas y vi- ceversa, o de la transexualidad como una patología, con una pre- valencia específica y unos “sínto- mas” asociados. La transexualidad no es una “enfermedad” o un tras- torno. Y no es que no lo sea ahora, es que nunca lo fue, aunque hu- biera investigaciones o profesio- nales que así lo manifestaran. La transexualidad nos habla de una identidad sexual que no coincide con el sexo asignado al nacer. Nos habla, por tanto, de historias tan complejas como simples que tie- nen que ver con algo tan antiguo como la intimidad de las perso- nas. LA IDENTIDAD SEXUAL COMIEN- ZA EN LA INFANCIA “Con la aparición de la capacidad de comunicación, llega también la 28 • mama capacidad de expresar quiénes somos y cómo nos sentimos en función de cómo se dirigen a no- sotros los demás”. Así explica a Madresfera Magazine Almudena Herranz, responsable del área de Transexualidad e Infancia en Se- xorum.org y docente del Posgra- do en Sexología de la Universidad de Alcalá de Henares, cuándo empezamos a manifestar nuestra identidad. Añade que no se trata sólo de una cuestión de toma de conciencia de la identidad sexual per sé sino también del desarrollo de la capacidad de comunicación: “El “quiénes somos” y cómo nos sentimos lo manifestamos muy temprano en la infancia ya sea a través de la oralidad o de determi- nados gestos cuando no tenemos capacidad de hablar. Los niños y las niñas lo transmiten a su mane- ra, aunque nosotros desde nues- tro universo de adultos no nos de- mos cuenta de que sus preguntas y sus gestos tienen que ver con cómo se sienten”. Desde Chrysallis, Asociación de Familias de Menores Transexuales, definen la identidad sexual como el “sexo psicológico subconscien- te sentido como propio por cada persona y que la autodefine como hombre o mujer, o en ocasiones como las dos cosas o como ningu- na de ellas”. Es decir, las caracte- rísticas físicas no son las que de- terminan cuál es nuestra identidad. Lo determina nuestro cerebro. En este sentido, la sexóloga Al- mudena Herranz recuerda que, aunque para la mayoría de la gen- te la identidad está asociada a la • NOVIEMBRE 2018 “La transexualidad no es una “enfermedad” o un trastorno. Y no es que no lo sea ahora, es que nunca lo fue” forma de los genitales, porque en términos de probabilidad lo que se “espera” es que un pene se asocie a una identidad masculina y una vagina, a una identidad fe- menina, hay veces en las que los niños insisten en cosas que no en- cajan en esta manera “binaria” de entender el mundo. La cuestión es que estos niños y niñas viven en una sociedad que lo hace al revés: primero mira tus genitales y en función de ellos imagina la niña o el niño que debe ser. Y entonces esa niña o ese niño se pasa toda su vida luchando por ser quienes en realidad son”. LA TRANSEXUALIDAD NO SE DIAGNOSTICA Sobre la identidad sexual, tanto al hablar de niños como de adultos, no hay cifras. Al menos unas que cuantifiquen la realidad de una