[ LA COLUMNA FUCSIA ]
Lo vivo, lo siento,
lo pienso... y a veces
lo escribo.
Echo de menos.
Peliculeo de más.
«Never explain,
never complain».
No se puede
tener todo
Hace unos días mis hijos me avisaron de que ya estaba dis-
ponible el catálogo de juguetes de Navidad: «¡Mamá, hay
que ir a por él!». No he visto páginas más analizadas que
esas. Y más señaladas, claro. Tanto que tenemos que utilizar
uno como borrador y otro como definitivo.
Cada año, al revisar qué juguetes habían pedido, les decía:
«No se puede tener todo». Hasta que un día me di cuenta de
que no tiene nada de malo quererlo todo. ¡Pero si a mí me
pasa lo mismo! Un sábado me apetece salir de fiesta y otro
quedarme en casa viendo Los puentes de Madison; otro día
me encapricho de un bolso pijo de súper marca y dos días
después me vuelve loca una simple bolsa de tela que he vis-
to en una tienda de Malasaña. ¿Qué lecciones puedo enseñar
yo, que como foto de perfil de WhatsApp tengo al pequeño
Calvin gritando «Happiness isn’t good enough for me! I
demand euphoria!»?
Se me puede replicar que la vida es un camino
repleto de elecciones, de equilibrios. Y es cierto,
la experiencia te muestra que es necesario
aprender a adaptarse. Pero eso no implica ser
un lúgubre. Tampoco significa que tengamos
que ser presuntuosos. Como le leí una vez al
filósofo Javier Gomá, «el error de la presun-
ción consiste en pretender poseer ya lo que
en puridad solo nos es dado anhelar».
Este año, cuando hayan estudiado el catálo-
go y lo revisemos juntos, eso será lo que les
explique. Que desear y tener son cosas dis-
tintas, que en la vida probablemente no se
cumplirán todos nuestros sueños, pero que
el impulso del anhelo nos empuja hacia el
entusiasmo. Y que no hay mejor manera de
vivir que entusiasmándose. ■
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NOVIEMBRE 2018 •
mama
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