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DO: Un país amable y con un gran sentimiento de
comunidad. Pero si tuvieras que hacer una valora-
ción, ¿cuáles dirías que son sus mayores atractivos?
M: Es un país en el que las normas se siguen y que
es muy cumplidor de horarios. Por lo general, los
japoneses son muy amables, les gusta “quedar
muy bien”. También es un país en el que podemos
disfrutar de buena comida, tanto para los amantes
de la carne como del pescado, en el que hay
mucha gente pero cada uno a lo suyo.
Es un país de muchos contrastes y
lugares de cuento.
DO: Tenéis dos peques,
de dos y cinco años si no
me equivoco. Teo y Noe.
Ambos nacieron en casa
acompañados por Nacer
en casa en dos partos que
describes como “fabulo-
sos”, rápidos y que casi no
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mama
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os dio tiempo ni a saborear. ¿Por qué elegiste que
el parto fuera en casa?
M: Soy una persona que confío mucho en mis senti-
mientos y lucho por aquello en lo que creo. Cuando
mi mejor amiga tuvo a su segundo hijo en casa y me
contó que al día siguiente estaba sentada en el sofá
y preparando el desayuno a los suyos, simplemente
me fascinó. Así que cuando llegó el momento, supe
que quería justamente eso, esa naturalidad,
intimidad y sencillez. Acoger a los
pequeños en el calor del hogar, la
libertad, no estar conectada
a un tubo, controlada por si
mamaba o no, horarios o en-
tradas y salidas de extraños
que conoces de un día en
ese momento que creo tan
íntimo. Y así fue. A la ma-
ñana siguiente lo primero
que hice fue dejar a Noe
encima del pecho de Yuta
“En el hospital
donde me llevaban
el embarazo en
Japón me dieron
varias opciones:
hospital, casa
de partos o
en casa”