Dentro de ese espacio privado,
por cierto, cada vez toman más
fuerza los cuidados.
Creo que en general, en los últi-
mos tiempos, estamos cayendo
en un punto de cierta mitificación
de todo lo que tiene que ver con
los cuidados. Se está usando tan-
to la palabra cuidados y el verbo
cuidar que un poco los estamos
despojando de su auténtico senti-
do. Estamos convirtiendo el cui-
dar en una especie de muletilla
que continuamente usamos cuan-
do hablamos de la igualdad, de
nuevas masculinidades… Y efecti-
vamente yo entiendo que desde
un punto de vista ético todos los
seres humanos, hombres y muje-
res, tendríamos que asumir esa
capacidad de poder cuidar de
otros; pero desde el punto de vis-
ta más político, de los derechos
fundamentales y sociales, yo en-
tiendo que los cuidados deberían
traducirse en toda una serie de
prestaciones y derechos. Es decir,
que el Estado también debería
cumplir ahí un papel, porque a ve-
ces las tareas de cuidados son
tremendamente penosas y exigen
sacrificios que yo creo que deben
estar cubiertos como un derecho
fundamental, más allá de que
cada uno desarrolle su propia ca-
pacidad para cuidar de los demás.
“Queremos ser
reconocidos como
magníficos padres
cuando lo único
que estamos
haciendo es
cumplir con las
responsabilidades
que tendríamos
que haber
asumido desde
hace siglos”
Con tanta reivindicación de los
cuidados, ¿estamos ayudando a su privatización?
Es un riesgo. En estos momentos en que el Estado
social está en crisis, en que todo es tan neoliberal y
el Estado se lava las manos con tantas cosas, con
este discurso de los cuidados estamos dando el pre-
texto perfecto para decir que éstos son algo priva-
do que debe gestiona r cada familia como pueda. Y
como ahora además se incorporan los hombres al
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mama
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cuidado… Por eso yo reivindico
que el cuidado se transforme
también en derechos y prestacio-
nes por parte del Estado. Y por
ahí viene también mi visión más
crítica de los cuidados y de las
nuevas paternidades. Porque si,
veo a muchos padres cuidando
niños, pero ¿dónde están los
hombres cuidando personas ma-
yores? Hace falta una reflexión
mucho más amplia, porque si nos
quedamos en las paternidades
apenas tocamos una esquinita de
todo un territorio que casi debe-
ríamos dinamitar entero para que
esto funcionara de otra manera.
Como esto es una entrevista para
un dosier de paternidad, sí que
nos queremos centrar en esa es-
quinita que representan los pa-
dres. Más allá de tus sospechas,
¿crees realmente que los padres
de hoy estamos más implicados
en los cuidados y la crianza de
nuestros hijos? Te lo digo porque
yo creo que sí, aunque a veces
me parece que vivo en una bur-
buja y que no somos la mayoría.
Comparto tu reflexión. Te mueves
en un determinado contexto, te
relacionas habitualmente con
personas que están en tu misma
línea, y eso hace que la percep-
ción sea equivocada. Porque lue-
go contrastas tu experiencia con
los datos reales, ves quiénes se
están pidiendo excedencias, permisos, medidas de
conciliación y caes en la cuenta de que las cifras te
dicen todo lo contrario. La Universidad de Córdoba,
por ejemplo, puso en marcha hace un par de años
un Plan Concilia. La mayoría de las que se han aco-
gido a las medidas de ese plan han sido ellas. Pode-
mos tener la sensación de que los hombres nos im-
plicamos más, pero lo cierto es que todavía está