[ PUBLIRREPORTAJE ]
Historias
2017 fue el año de las fake news. Por algo
el Diccionario de Oxford las nombró en
noviembre palabra del año. Los bulos
siempre han estado ahí, pero su poder
de influencia y su viralidad se han incre-
mentado exponencialmente con las redes
sociales y los sistemas de mensajería
instantánea, donde circulan a velocidad
de la luz, de pantalla en pantalla, sin que
nadie se planteé si lo que acaba de ver
en su smartphone es cierto o tiene alguna
credibilidad.
Y el problema es que las fake news ya no
solo afectan a noticias sin mayor tras-
cendencia para la vida de las personas,
sino que se han convertido en motivo de
preocupación para la seguridad nacional
de los países. No en vano se intuye que
las campañas de fake news se encuentran
tras el Brexit británico, el conflicto políti-
co catalán o la elección de Donald Trump
como presidente de Estados Unidos. Que
se dice pronto.
Visto el escenario y pareciendo, como
parece, que esto solo acaba de empezar,
en Suecia han decidido tomar cartas en
el asunto a nivel educativo. Así, a más
tardar a partir de julio de 2018, entrarán
en vigor una serie de medidas anunciadas
nórdicas
en marzo del año pasado por el ministro
de Educación sueco Gustav Fridolin. Una
de ellas apunta directamente a la lucha
contra las fake news, ya que desde los
primeros cursos los niños aprenderán a
diferenciar entre fuentes confiables y no
confiables, entre información y propagan-
da y, por tanto, entre noticias veraces y
fake news.
“Ha habido cierta ingenuidad cuando se
habla de la sociedad de la información.
Se ha transmitido la idea de que todo el
conocimiento está a solo un clic de dis-
tancia y que no necesitamos saber todo lo
que necesitábamos antes cuando es todo
lo contrario: necesitamos conocimientos
básicos de lectura, escritura y aritmética
para que no puedan engañarnos, para ser
críticos”, razonaba el ministro en el diario
sueco The Local.
Según una encuesta reciente el 80% de
los ciudadanos de Suecia consideran que
las fake news están teniendo un impacto
en su percepción de los hechos básicos
de la actualidad. Quizás por esa toma de
conciencia y por un sistema educativo
puntero en educar ciudadanos críticos co-
mience en el país nórdico la lucha global
contra las noticias falsas.
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MARZO 2017 •
mama
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