[ POST DESTACADO ]
Adrián Cordellat: Titulas tu post ‘Las ciudades no
son amables para los niños’. ¡Y eso que tú vives en
un pueblo-ciudad! ¿Tanto han cambiado las cosas en
él desde tu infancia?
Sonia: Cuando yo era pequeña ya era un pueblo
grande y con mucha industria por los alrededores.
Aquí vivimos unos 45.000 habitantes, pero antes no
era tan urbano ni había tanto tráfico como ahora;
además hoy hay más edificios tipo rascacielos. Cuan-
do llegó el boom inmobiliario se hicieron construc-
ciones masivas que incluso se han solapado con
los pueblos de alrededor, hasta me atrevo a decir
que vivimos hacinados. Se puede llamar ciudad con
letras mayúsculas.
AC: ¿Qué es lo que más echas de menos del pueblo
en el que creciste respecto a la ciudad en la que se
ha convertido ahora que tu hija es pequeña?
S: Sobre todo el poder jugar en la calle y en las
campas que había sin tanto miedo a los coches.
También me acuerdo de las zonas de juego con
arena, sin el acolchado en el suelo. Ahora por aquí
no hay parques con areneros. Eso sí, nos hacíamos
mas rasponazos porque los columpios eran de hierro
(risas). Ahora creen que los niños son de cristal y no
se pueden mojar, ensuciar o caer cuando diseñan las
zonas de juegos infantiles.
La verdad es que me gustaba cuando mi padre y
mi abuelo me contaban cosas de cómo era nuestro
pueblo cuando ellos eran pequeños: había case-
ríos, muchas campas, árboles frutales… Su infancia
transcurrió jugando en la calle a todas horas; todo
muy diferente a como es ahora, aunque es cierto
que tenemos muchos montes por los alrededores
y también playas, con lo que es fácil escaparse el
fin de semana.
MARZO 2018 •
mama
• 15