“Hay esperanza para el periodismo porque
necesitamos que siga habiendo profesionales que
formulen las preguntas adecuadas, las incómodas,
y que contextualicen los hechos”
Dejemos la literatura y el periodismo para hablar de
maternidad. Cuando te llamaron para anunciarte el
premio te pillaron en el garaje con tu bebé. ¿Qué ha
supuesto su llegada a tu vida? ¿Ha sido un antes y
un después, como afirman muchas madres?
Ha sido un antes y un después, sí. Para mí ha sido
una revolución. He visto cómo se ha desplazado mi
epicentro a otra persona. Y eso es
duro de asumir para una generación
como la nuestra, acostumbrada a
pensar tanto en uno mismo. A ve-
ces, se me caen lágrimas de alegría
pura solo mirando a mi hijo, y a
veces, no sé dónde meterme para
dejar de sentir un miedo aterrador
porque algo le suceda. Pero, por
otra parte, pensaba que la materni-
dad me iluminaría y me convertiría
en alguien más sabio, y resulta que
sigo estando aquí, con mis ideas, mis dudas y miedos,
mis frustraciones y mi futuro. Decía la poeta y activis-
ta Adrienne Rich que los hijos causan el sufrimiento
más exquisito que hubiera experimentado nunca. Es
una gran contradicción que dinamita los cimientos
más sólidos.
menos tiempo para escribir. ¿Cómo se lleva lo de
trabajar, escribir y, además, criar?
Terminé La hija del comunista durante el primer verano
de vida de Pablo. Tenía apenas tres meses. Me encerraba
algunas horas a escribir en una habitación y, a veces, le
oía llorar de fondo y tenía que dejarlo. Escribir y criar a
la vez, sobre todo, esos primeros meses, exige tener una
red, un soporte en casa, un padre,
unos abuelos: la habitación propia.
Además, sentía que mi cerebro no
estaba en la literatura, estaba por la
supervivencia de alguien que recién
acababa de llegar. Una vez que ter-
miné, entendí que lo que de verdad
requería mi atención era mi hijo. Lo
aparté todo y me centré en él. Con
muchísimo gusto y, a la vez, desean-
do los pequeños momentos en que
podía leer, podía escribir, podía salir
y hablar de otras cosas. Ya va a cumplir dos años y todo
va cambiando, estamos en plena reubicación.
“Ya era hora
de dar luz en
la literatura al
discurso interno
de las madres”
Supongo que una de las consecuencias de la ma-
ternidad, lo digo por experiencia, es que tendrás
La hija del Comunista
La primera novela de Aroa
Moreno, galardonada con
el premio El Ojo Crítico de
Narrativa, es una novela
íntima y política que narra
la vida de una familia de
emigrantes españoles en la
Alemania del Este y dibuja
el Berlín oriental, una ciudad
permanentemente alerta,
desde los ojos de una niña
que crece.
Colección: Cabayo de Troya
Publicación: febrero de 2017
Precio: 14,90€
Yo es que siento que nunca tengo tiempo, así que
me resulta fascinante la gente que saca tiempo de
donde no lo hay para escribir. ¿Cómo te organizas
para hacerlo desde la llegada del peque?
A mí también me resultan fascinantes. O serán padres
de bebés tranquilitos, que no es nuestro caso. Yo no
soy nada metódica ni organizada. A veces, cuando
me despierta sobre las cinco o las seis y se vuelve
a dormir, ya me levanto. Y disfruto de esas horas
previas al inicio del día. Sola. A veces, por las noches.
Ahora que voy a empezar a escribir esa segunda
novela, voy a tomármelo como un trabajo más: con su
horario, su espacio y su dedicación.
Últimamente, por cierto, están reeditándose y sa-
liendo a la luz muchas novelas escritas por mujeres
en las que la maternidad es el eje central, algo que
las expertas en literatura feminista reclamaban des-
de hace tiempo. ¿Te ves escribiendo una novela con
la maternidad como protagonista?
Habiendo sido la maternidad el eje central de mi vida
durante los dos últimos años, no quiero que ahora lo
sea también de mi literatura. Todavía no ha pasado
el suficiente tiempo para verlo con perspectiva. Pero
creo que ya era hora de dar luz al discurso interno de
las madres. ■
ENERO 2018 •
mama
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