“Todavía me dura el
temblor de que mi
historia se publicara
hace unos meses en
un sello que yo he
leído mucho”
Premio El Ojo Crítico de Narrati-
va por tu primera novela, La hija
del comunista. ¿Estos comienzos
se llegan a soñar o uno no los
concibe ni en sueños?
Al premio Ojo Crítico uno no se
presenta, así que la sorpresa y
la ilusión que me produjo fueron
enormes. Que alguien pusiera su
mirada sobre la novela... Todavía
me dura el temblor de que esa
historia se publicara hace unos
meses en un sello que yo he
leído mucho, Caballo de Troya, que algo que yo había
trabajado en la intimidad pudiera ser leído por un
desconocido. Por soñar, que no quede, pero no, esto
no lo concebía para nada.
Almudena Grandes la ha seleccionado como mejor
novela de 2017 y hay quien habla de ti ya como “la
nueva revelación literaria española”. Eso, unido al
éxito del libro, ¿supone una presión añadida de
cara a una hipotética segunda novela?
Almudena Grandes ha sido muy generosa conmigo.
Que alguien a quien has leído casi toda su obra diga
lo que ella ha dicho de La hija del comunista es muy
bonito, además, viniendo de quien trabaja desde la
ficción por la memoria de una forma tan valiente.
Sobre lo otro que dices, pienso que es un titular. Así
que, cuando me siente a escribir,
no me podré agarrar a nada más
que hacerlo de la misma forma
en que lo hice con La hija del co-
munista, con pasión y trabajo.
para escribir y para leer. Eso es
peligroso, sí.
Además de escritora eres pe-
riodista. Si tuvieses que elegir
entre periodismo y literatura…
Imagínate que yo fuera econo-
mista, carpintera, científica. ¿Me
harías esa pregunta?
Seguramente no, tienes razón.
Es cierto que se trabaja en am-
bos con la palabra, pero de for-
ma muy diferente. También es cierto que el periodis-
mo hace oficio a la hora de buscar y contar historias.
Pero una cosa es contar la verdad y otra muy diferen-
te crear verosimilitud, es decir, que sea creíble. Pero
te voy a responder así: estudié periodismo porque me
gustaba escribir.
Como periodista, si no me equivoco en ejercicio,
¿cómo ves la profesión en mitad del tsunami que
lleva años suponiendo internet y las redes sociales?
Ahora mismo no me dedico apenas a la información
sino a la comunicación, aunque sí hago colaboracio-
nes. Yo misma he alterado mi forma de acceder a las
noticias. Para mí, el cambio se dio durante el 15-M.
Los medios tradicionales no me contaban lo que
ocurría a pocas calles de mi casa. Estaban obviando
la voz de miles de personas. No les
interesaba informar de algo que
ha cambiado indudablemente el
espacio político en nuestro país.
Creo que ahora hay que ser más
consciente de quién ha selecciona-
do las noticias por ti. Cada usuario
ha creado un gatekeeper parti-
cular, privado. Y eso se les sigue
escapando a los medios. A la vez,
leo a periodistas preocupados, su-
plicando el clic en su noticia. Son
las leyes de la publicidad. Es la nueva y vieja batalla.
Cada vez más exigente, cada vez más denostada
esta profesión nuestra. Y al mismo tiempo, necesa-
ria, indispensable.
Pero en mi casa nos gusta leer el periódico, qué
exóticos, ¿no?
“Ahora hay que ser
más consciente
de quién ha
seleccionado las
noticias por ti”
Lo cierto, en todo caso, es que
te has hecho u n hueco en un
mundo muy difícil. ¡Y eso que
solo tienes 832 seguidores en
Twitter y no se te conoce canal
de Youtube!
Entonces, ¿832 seguidores es poco? Yo estaba tan
feliz con ellos. Vaya.
Depende con quién te compares, claro, pero desde
el punto de una empresa de marketing sí, desde lue-
go. ¿Significa esto que todavía hay esperanza para
la literatura?
Claro que sí. La literatura tiene muy poco que ver
con las redes sociales. Y estas mucho que ver con la
promoción de los libros y el marketing editorial. Me
parece bien que se publiquen libros de gente porque
tiene miles de seguidores en redes sociales. Porque
puede que, además, tengan algo que contar. No es
incompatible. Pero no se da siempre. En mi caso, la
única relación que realmente veo es la de cómo las
redes sociales se adueñan de parte de mi tiempo
Hace 20 años te hubiese dicho que no, pero hoy
un poco sí, la verdad. Te preguntaba antes si hay
esperanza para la literatura. ¿La hay para el perio-
dismo?
La hay en cuanto a que necesitamos que siga ha-
biendo profesionales que formulen las preguntas
adecuadas, las incómodas, y que contextualicen
los hechos. Y para eso dará igual la plataforma y la
forma del mensaje.
ENERO 2018 •
mama
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