[ SALUD ]
sesiones con una fisioterapeuta es-
pecialista en suelo pélvico, que al
igual que Raquel tuvo que pagar
de su propio bolsillo, ha mejorado
bastante y, de hecho, ha podido te-
ner a su segundo hijo en un parto
natural y un embarazo sin mayores
complicaciones a nivel pélvico gra-
cias a su entrenamiento (“El 14 de
octubre de 2017 nació mi segundo
hijo y pagué muchas sesiones con
especialistas de suelo pélvico para
poder aguantar el peso del bebé y
para poder parir sin complicacio-
nes”). Aún así a día de hoy admi-
te que sufre molestias durante sus
relaciones sexuales y que no pue-
de salir de casa sin ir al baño por-
que no sabe lo que “puede pasar”
(“Tengo dañado poco pero algo sí
el esfínter interno lo cual hace que
“En España el
porcentaje de
episiotomías
durante el
parto sigue
siendo alarmante
y está muy por
encima de las
recomendaciones
oficiales”
no tenga la sensación de ir al baño
con lo cual cuando lo noto ya estoy
muy apurada”), además de que tie-
ne que hacer ejercicios todos los
días y seguir pagando especialistas
para mantener en forma un suelo
pélvico que ha quedado muy dete-
riorado. “Si no tuviera dinero para
pagarlo no sé cómo estaría”, se la-
menta.
Una práctica común en nuestro
entorno
Si realmente se ha demostrado una
peor recuperación y en muchos
casos, como los de Raquel y Mar-
ga, también importantes secuelas,
nos preguntamos por qué siguen
practicándose. ¿Falta información
o consenso en este sentido? “En
España el porcentaje de episioto-
mías durante el parto sigue siendo
alarmante y está muy por encima
Un daño indemnizable
Explica Francisca Fernández Guillén, abogada experta
en salud de la mujer, que la Ley 41/2002, de 14 de
noviembre, que regula los derechos de los pacientes y
usuarios en materia de información y documentación
clínica, dice que “las mujeres tienen derecho a conocer,
con motivo de cualquier actuación en el ámbito de su
salud, toda la información disponible sobre la misma y
decidir libremente si aceptarla o no”.
Dado que la episiotomía es una intervención quirúr-
gica con un alto potencial lesivo, es imprescindible
para la abogada “que la afectada conozca sus posibles
consecuencias negativas, la indicación concreta y las
alternativas que existen y firme la correspondiente
hoja de consentimiento o rechazo”.
Respecto a si es posible reclamar por una episioto-
mía no consentida, la respuesta de la experta es que sí,
“porque la jurisprudencia considera la falta de informa-
ción y consentimiento como un daño moral indemniza-
ble”. Sin embargo, sean o no consentidas estas inter-
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mama
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venciones, el problema es cuando quedan secuelas.
“Después de varias sesiones por la Seguridad Social
me dieron el alta y ahí acabó la responsabilidad del
hospital donde di a luz, el resto de rehabilitación me la
pago yo. Les denuncié y lo único que preguntaron sus
abogados era que si mis secuelas pueden ser compli-
caciones obstétricas, a lo cual todos contestaron que
sí. El juicio fue en septiembre y aún no sé el resultado
pero dado que cualquier cosa puede ser considerada
una complicación obstétrica lo doy por perdido.
También tuve que escuchar que el perito dijera que
había mejorado mucho, lo cual me indignó porque si
después de más de tres años no fuera capaz ni de
caminar ni de sentarme por el dolor sería increíble. La
puntuación de mis secuelas según el perito es muy
baja debido a que puedo “hacer una vida mínimamen-
te normal”, algo que depende mucho de lo que
entienda por “normal”, claro, porque si bien he
conseguido que no se me escapen las heces sigo
teniendo molestias en mis relaciones sexuales”,
concluye Marga.