Madresfera Magazine 14 - Enero 2018 | Page 7

[ LA COLUMNA FUCSIA ] El principio de autoridad Lo vivo, lo siento, lo pienso... y a veces lo escribo. Echo de menos. Peliculeo de más. «Never explain, never complain». «Me hace infeliz “que me digan lo que ten- go que hacer personas que no pueden im- poner nada sobre mí”». Encontré esta nota en uno de los trabajos que Hugo, mi hijo mayor, preparó para una de sus clases; estaban trabajando el concep- to de la salud a nivel físico y emocional. El malestar que Hugo expresó a través de esa declaración es universal: quién no ha protes- tado alguna vez al tener que dejar de lado su voluntad y su juicio para someterse a las instrucciones de otro. Como no me corres- ponde a mí tratar el matiz moral de la cues- tión de la autoridad, me concentré en des- cubrir cómo lograr que Hugo continúe respetando mi autoridad como madre, esa que he tenido el privilegio y la responsabili- dad de gozar desde hace casi diez años. Aunque suene feo, las madres mandamos, y mucho. Estamos dando órdenes todo el tiempo. Las hay de dos clases: cotidianas y excepcionales. Las primeras se insta- lan en nuestra rutina familiar poco a poco, ruidosas en la forma, pero no con claridad cuál es el límite que no debe traspasarse y mostrar lo perjudicial de ha- cerlo. Basta con pronunciarlas una vez, pero es más difícil lograr la obediencia debida si no se cuenta, además de con la autoridad necesaria como padre, con la confianza sufi- ciente de tu hijo. La confianza es frágil en sí misma, pero también la forma más elevada de motivación humana. En el libro La sensación de fluidez, de Juan Carlos Cubeiro, se compara la confianza que define una relación con una cuenta corriente, la «cuenta bancaria emocional». Como todas las cuentas, se amplía a través de los depósi- tos y se reduce vía reintegros. En el libro se señalan las seis vías que existen para realizar un depósito: – Comprender al individuo. – Prestar atención a los pequeños detalles. – Mantener el compromiso. – Aclarar las expectativas. – Demostrar integridad personal. – Disculparse sinceramente cuando se pide un reintegro. en el fondo: «A dormir»; «Lávate los dientes»; «Recoge los ju- guetes». Por cotidianas y re- currentes requieren que se repitan, elevando un poco el tono de voz cada vez. Solo así serán obedecidas. Es cansado, pero fácil. En cambio, las órdenes excepcionales necesitan una justificación expresa y elaborada. Los mandatos singulares deben indicar El reintegro más importante es hacer pro- mesas y luego no cumplirlas. Como sigue con- tando el libro, solemos creer que los demás no recuerdan las promesas que les hemos hecho, pero sí lo hacen. Sobre todo nuestros hijos. Por eso «es esencial pedir sinceras disculpas cuando se realiza un reintegro. Los errores se pueden perdonar, pero que alguien no se dis- culpe, eso no se suele perdonar fácilmente». Construir y reparar las relaciones exige su tiempo. Lograr que nuestros hijos, además de obedecernos, confíen en nosotros, también. ■ lacolumnafucsia.com ENERO 2018 • mama • 7