y colaboradora de la asociación cita-
da, la “utilización” de los niños en
este sentido es justamente una de
las mayores preocupaciones que
persisten en nuestro ordenamiento
jurídico desde hace años: “Ya en
2013 el Informe Anual del Defensor
del Pueblo señalaba como un pro-
blema aún sin resolver “los daños co-
laterales que sufren los menores
cuando el progenitor ejerce violencia
de género sobre su madre, así como
el uso que de los hijos se hace por
parte de los progenitores inmersos
en un proceso de separación o de di-
vorcio”. Por desgracia, ese sigue
siendo uno de los principales puntos
débiles de nuestra legislación”.
Explica la abogada que actual-
mente lo único que existe para inten-
tar que esto no ocurra es la posibili-
dad de tutelar las visitas cuando la
custodia la tiene la madre a través de
los Puntos de Encuentro Familiar
(PEF). Sin embargo, insiste en que,
en muchos casos, “carecen de per-
sonal con la suficiente preparación
para atender supuestos de violencia
familiar o de género y de las medidas
de seguridad suficientes para garan-
tizar la seguridad e integridad física
de los menores”; además de que las
visitas tuteladas tienen normalmente
carácter temporal y se van amplian-
do progresivamente permitiendo un
menor grado de tutela por los res-
ponsables del PEF, lo que “abre la
posibilidad de que el padre maltrata-
dor se lleve al menor consigo unas
horas fuera del PEF, con los graves
riesgos que eso puede entrañar”.
Para solucionar este problema, se
ha puesto sobre la mesa la creación
de puntos de encuentro exclusivos y
34
•
mama
CONSECUENCIAS EMOCIONALES
Si bien es cierto que en el trabajo de
apoyo a las mujeres víctimas de vio-
lencia de género, su atención social,
psicológica y jurídica es absoluta-
mente necesaria, también lo es la de
sus hijos. Sólo así se puede evitar
que se conviertan en víctimas invisi-
bles, con las consecuentes secuelas
y trastornos que ello conlleva.
"Los Puntos
de Encuentro
Familiar
carecen de
personal con
la suficiente
preparación"
especializados en la atención de ca-
sos de violencia de género. También
la posibilidad de que se pueda esta-
blecer la suspensión del régimen de
visitas en cualquier caso en que el
menor hubiera sido testigo presen-
cial del maltrato o hubiera convivido
con situaciones de violencia o las hu-
biese sufrido. Esto, en opinión de
Martínez, aunque sería necesario se
hace insuficiente “si lo que se quiere
es garantizar la protección de los ni-
ños ya que deja fuera de protección
a muchos menores”.
• NOVIEMBRE 2017
Y es que, como sostiene Sofía
Czalbowski, psicóloga experta en
violencia de género, los niños y ado-
lescentes expuestos a la violencia de
género sufren las alteraciones y
efectos de una situación de maltrato
que si bien pueden no manifestarse a
corto plazo sí pueden hacerlo a futu-
ro: “A veces las consecuencias no
son visibles en un primer momento,
quizás se manifiesten a lo largo de
los años, pero en la mayoría de los
casos hay una afectación”. Según la
psicóloga los niños que viven la vio-
lencia de género en su hogar lo ha-
cen en un ambiente como si fuera de
guerra: “Nunca saben cuando va a
estallar el siguiente episodio”. Y
pone de ejemplo un estudio en el
que se comparaba entre niños de la
guerra y los expuestos a la violencia
de género. “Se encontraron seme-
janzas y diferencias: los que padecie-
ron los efectos de la guerra compar-
tían sus vivencias pero, sin embargo,
los que habían vivido violencia de
género optaban por el secretismo.
Los de la guerra la habían dejado
atrás y antes hubo momentos felices.
Los que habían sido expuestos a la
violencia de género, empezaron a
sentirse mejor a partir de estar en
una casa de acogida, sin que pudie-
ran recordar momentos felices. Este
es un problema muy grave y es una