Madresfera Magazine 12 - Septiembre 2017 | Page 76
[ SANA-MENTE ]
La huida imposible de
los cambios emocionales
de la maternidad
La maternidad supone una auténtica revolución en
todos los sentidos. Lo queramos o no es imposible
esquivar ese cambio tan abrumador; un cambio
que no solo se produce a nivel físico durante el
embarazo, el parto y el postparto sino, también, a
un nivel mucho más profundo: el emocional.
POR
DIANA OLIVER
P
ara Sabina del Río Ripo-
ll, psicóloga perinatal,
autora de ‘Ante todo
mucha Calma’ (La esfera
de los libros) y directora
del centro de psicología especia-
lizado en maternidad Calma, a lo
largo de todo el embarazo, “la mu-
jer va a tener que ir adaptándose
al hecho de que un nuevo ser está
creciendo en su vientre, y a que al
terminar se convertirá en madre
de un bebé que pasará a depender
de ella totalmente”. Siempre hay
que tener en cuenta, según Sabi-
na, “la historia particular de cada
madre” porque eso influirá en el
modo de vivir y sentir el embara-
zo, pero apunta que hay diversos
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•
mama
sentimientos y sensaciones que
suelen producirse en cada uno de
los trimestres: “En el primer tri-
mestre suele aparecer una mez-
cla de incredulidad o shock ante
la noticia, con una gran ilusión y
el temor a un posible aborto; en
el segundo, llamado “trimestre de
la felicidad”, al desaparecer la ma-
yoría de los incómodos síntomas
físicos e ir creciendo la tripa, se va
fraguando la identidad materna.
Las madres suelen sentirse con-
tentas y comienzan a relacionarse
con su bebé, comprar con ilusión
el ajuar y ropa de su futuro hijo e
imaginarse cómo serán ellas como
madres cuando llegue el recién na-
cido; y en el tercer y último trimes-
• SEPTIEMBRE 2017
tre, se suele dar una ambivalencia
entre el temor al momento del
parto y a lo desconocido, al dolor,
a no saber qué hacer con el bebé
y, a la vez, muchas ganas e ilusión
de que llegue cuanto antes”.
Menciona Sabina del Río el te-
mor al parto porque quizás es el
momento que entraña una mayor
incertidumbre. No ayudan dema-
siado los partos alejados de la rea-
lidad que nos ofrece la pequeña y
la gran pantalla, con madres que
“rompen aguas” y dan a luz casi de
inmediato. Tampoco las historias
truculentas que alimentan el ima-
ginario colectivo. Si es nuestro pri-
mer hijo, y no trabajamos atendien-