rrero, “los niños adoptados suelen
llevar un equipaje, a veces muy
pesado, sobre los hombros. En su
mayoría son niños abandonados,
rechazados o separados de sus
familias biológicas (los tres princi-
pales motivos), y hacen falta he-
rramientas para manejar los trau-
mas que su pasado pueda
haberles dejado”.
LA MOCHILA EMOCIONAL
La maternidad/paternidad adop-
tiva se diferencia sustancialmente
de la biológica porque cuando ha-
blamos de adopción siempre hay
un niño que, independientemente
de la edad, tiene una familia de
origen y unas vivencias previas.
En este sentido, Belén Ruiz opina
que es importante recordar que,
“en la mayor parte de los casos,
un niño con la condición de adop-
table ha llegado hasta allí después
de haber vivido situaciones de im-
portantes carencias físicas, emo-
cionales, situaciones de negligen-
cia, daños… por lo que necesitará
unos padres especialmente sensi-
bles, atentos y disponibles que
puedan entenderle y atender sus
necesidades”.
Y es que, la herida emocional
que provoca la falta de cuidados,
el abandono, la renuncia a conti-
nuar la crianza por parte de los
padres biológicos o la retirada de
la tutela por casos graves de ne-
gligencia o maltrato suponen una
pérdida importante para cualquier
bebé, niño o adolescente, aunque
ésta es más evidente, según José
Luis Gonzalo, psicólogo clínico y
psicoterapeuta especializado en
traumaterapia y trastornos del
apego, en los niños menores de
tres años, ya que este periodo de
la vida se considera muy sensible:
“Durante los tres primeros años
no solo se desarrolla el vínculo del
apego, también se sientan las ba-
ses de la seguridad, la confianza y
la regulación emocional, claves
para que el niño geste una repre-
sentación de sí mismo y de los de-
más como alguien digno de ser
amado, respetado y valorado”.
“Los niños
adoptados
suelen llevar un
equipaje, a veces
muy pesado,
sobre los hombros
y hacen falta
herramientas
para manejar
los traumas que
su pasado pueda
haberles dejado”
Las consecuencias se reflejan,
según José Luis Gonzalo, “tanto
en el área cognitiva (retrasos inte-
lectuales, problemas para com-
prender su propia mente y la men-
te
de
los
demás)
como
emocional-sensorial (dificultades
para regular los impulsos, las
emociones, el deseo, los estados
internos…), lingüística (retrasos
en la aparición del lenguaje oral,
alteraciones en el lenguaje com-
prensivo y expresivo) y psicomo-
triz. Y todo afecta al final “a la vin-
culación afectiva con los nuevos
cuidadores, las relaciones con los
iguales y a la relación con la nueva
familia adoptiva llegado el caso”.
En definitiva, estos menores ex-
perimentan problemas para adap-
tarse a la nueva vida, un proceso
ya complicado per se. Lo sabe Lila
Parrondo, psicóloga y desde el
año 2000 directora del centro de
información, preparación y apoyo
psicoterapéutico para familias
adoptantes Adoptantis, desde
donde proponen a los padres en
espera hacer el ejercicio inverso:
“¿Cómo te sentirías si hoy te co-
munican que mañana por la ma-
ñana vendrá una familia nueva a
JULIO 2017 •
mama
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