Madresfera Magazine 10- Mayo 2017 | Page 77

[ CULTURETA ] Bueno esto yo no lo sé, pero en vista de la fuerza que tienen los lobbies patriarcales en España, las personas que pensamos que esto es una atrocidad, y yo lo pienso, te- nemos que estar preparadas para movilizarnos. La legalización de la maternidad subrogada sería para el feminismo, entendido como la defensa de la dignidad de las muje- res, un mazazo absoluto. Sería algo muy duro de tragar y tenemos que movilizarnos. A mí es algo que me preocupa y me entristece mucho. “¿De verdad hay que explicar en medios políticos que maternidad y paternidad no son lo mismo?” Es que están muy polarizadas las opiniones. Yo me doy cuenta de que lo que a mí me parece obvio, encuentra mucha oposición. Veo como se van repi- tiendo una y otra vez los argumentos a favor de la gestación subrogada, siempre los mismos, como si fueran un mantra: que si la libertad de la mujer, que si una señora rica en California se prestó una vez como vientre de alquiler... A mí esto no deja de sor- prenderme. Bueno el argumento de la libertad es un clásico del neoliberalismo. Lo que sabemos es que se trata de un negocio boyante, un negocio que está despuntando de una forma meteórica. Las empresas dedicadas a la gestación subrogada, que en Estados Unidos son ya muy poderosas, tienen lobbies. Es decir, esta gente paga para que se publique, se hable, se hagan estu- dios y se hagan ferias comerciales. Hay muchísimo di- nero detrás y es un negocio que es puro patriarcado: mujeres completamente cosificadas se convierten en instrumentos al servicio de unos varones –o de mu- jeres empoderadas al modo patriarcal-- que quieren ver cumplidos sus deseos. Es terrorífico. A mí me interesan los datos. En Inglaterra, que tiene la legislación más garantista, que prohíbe el intercam- bio comercial y sólo lo permite de manera puramente altruista, se registraron 20 casos en el 2016. Eso es lo que da de sí la maternidad subrogada altruista. La maternidad se ha considerado muchas veces como algo que aburguesa, pero ¿tú crees que pue- de ser también una fuerza motora para el cambio? Sí, totalmente. De hecho, no creo que aburguese. Quizás lo hacía para las clases altas en otras épo- cas, pero hoy es justo al revés. Hoy el modelo neoliberal ideal es el dinky (Double Income No Kids o pareja sin hijos). En el neolibera- lismo no tienen encaje posible las maternidades entrañadas, esas ma- ternidades con apego pero que se desarrollan de una forma poco pau- tada, poco normada. Para acabar, ¿podrías decirme tres medidas que hiciera falta poner en marcha con urgencia y que podrían salir adelante si las instituciones mostraran un poquito de interés? Facilísimo. La primera, las prestaciones universales por hijo a cargo, que ya hay en todos los países eu- ropeos que han tenido estados del bienestar desa- rrollados y decentes. Estas prestaciones suelen ser de unos 100 euros mensuales. La segunda, sería por supuesto unos permisos parentales de un año, trans- feribles en su mayor parte. Que se dejan las 16 sema- nas al 100% y luego el resto hasta los 12 meses con una tarifa plana... pues habría que verlo. Pero siempre con un criterio redistributivo y garantizando que to- das las criaturas puedan tener una crianza temprana digna. Y la tercera sería realizar una revisión de to- das las prestaciones familiares que no están sujetas a renta en España, que hay un montón. Por ejemplo, es escandaloso que las matrículas en la universidad por familia numerosa no estén sujetas a renta. Y es especialmente intolerable por el agravio que supone en un país donde la infancia carece de prestaciones sociales y donde tenemos las cifras que tenemos de pobreza infantil. Mi hija aguanta milagrosamente dormida toda la entrevista, pero mientras hablo el mayor empieza a perseguirme por la casa sin darme tregua. No puedo poner en paréntesis mi maternidad por mucho más tiempo, así que me despido de Patricia. Cuando cuel- go me doy cuenta de que lo mismo nos pasa a los españoles: como no nos demos prisa, los hijos van a empezar a notársenos sin remedio. ■ MAYO 2017 • mama • 77