falso y la evidencia científica ha
confirmado que no hay ningún ries-
go ni físico ni psicológico. De hecho,
y pese a que al psicólogo no le gus-
ta hablar de beneficios sino de “lo
que se pierde el niño que no es ama-
mantado”, apunta que se ha obser-
vado que a mayor duración de la
lactancia mayores beneficios a nivel
psicológico (como una mayor auto-
estima y confianza o un mejor desa-
rrollo cognitivo). “Es un tipo de rela-
ción muy especial, un modo de
interacción que de otra forma no se
tendría porque implica un contacto
ocular, físico...”, añade.
A nivel emocional, según Soler,
esa cercanía se ha visto traducida
en que los niños que reciben lactan-
cia durante más tiempo tienen me-
nos riesgo de ser maltratados por
parte de la madre. “Se hizo un estu-
dio muy amplio en los 90 en el que
se siguió a muchas madres y a sus
hijos durante 18 años. Se vio que la
lactancia materna efectivamente no
protegía de un menor riesgo de de-
terminadas conductas pero sí se ob-
servó que había un mayor apego
entre los padres y los hijos; tendían
a percibir más cuidados por parte
de sus madres y tenían menos ten-
dencia a la sobreprotección”.
Concluye Soler que la ausencia de
información a nivel sanitario con la
que muchas madres se encuentran
cuando amamantan a sus hijos más
allá del año les impide disfrutar de
esta etapa “menos conocida” de la
lactancia o, incluso abandonarla. “Si
hubiera un correcto apoyo a la lac-
tancia materna veríamos tasas muy
diferentes a las actuales”, señala. tén interesados en la lactancia. Y es
que, si bien es cierto que el campo
de la medicina es muy vasto, y que
es imposible abarcar todo, sí que
encuentra Paricio imprescindible
“que tener un interés general por es-
tilos de vida más saludables sea
prioritario entre los profesionales
sanitarios porque, al final, están de-
dicados a la salud”. Puntualiza que
no todos los sanitarios deben ser
“expertos en lactancia materna”
pero sí deben verlo como “algo im-
portante, tanto para las madres,
como para los niños, como para la
sociedad en general, y por ello tener
una información básica. Y más aún
en el caso de los pediatras”.
Comparte esa idea el pediatra ex-
perto en lactancia José María Pari-
cio y se lamenta de que actualmen-
te en España no haya una mayoría
de profesionales sanitarios que es- ESTRATEGIAS DE
PROMOCIÓN Y APOYO
Pese a tener una influencia cultural
similar, la occidental, en países
El error del término “lactancia prolongada”
Es habitual que al hablar sobre la lactancia mater-
na en niños más “mayores”, sobre todo a partir del
año, se emplee el término lactancia “prolongada”.
Sin embargo, el uso de tal calificativo es inadecua-
do porque, como explica la asesora e IBCLC Alba
Padró “es un término muy ambiguo que no define
nada”. ¿Prolongado respecto a qué? Para el
pediatra José María Paricio habría que definir
primero “hasta dónde llega una lactancia” para
poder decir si llegado ese tope se puede conside-
rar una “prolongación” de lo establecido. “La
media de tiempo es relativa, habrá niños que se
desteten al año de manera espontánea y los habrá
que se desteten a los siete años”.
Así, en función de la cultura, para unos “prolongada” será
aquella que se extiende más allá de seis meses, para otros
será la que se de más allá del año, de los dos, tres… Según la
Asociación Española de Pediatría “el empleo de este término
puede hacer pensar que la lactancia en niños mayores de un
año se considera como algo que está “más allá de las
recomendaciones, cuando en realidad es un objetivo en
salud materno-infantil”.
“La lengua española es muy rica en términos y creo
que aún no hemos dado con el que defina la lactancia
que dura más allá de lo que social o culturalmente
resulta habitual en la actualidad”, opina Padró. Por
tanto, es preferible hablar de “lactancia materna”, sin
más calificativos, con el objetivo de normalizar.
MAYO 2017 •
mama
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